Opinión

En Ourense, yendo para atrás

Resulta llamativo que la ciudad lleve desde el 2009 sin un radar para el control de velocidad. Pocos son los conductores que se sienten satisfechos cuando reciben una denuncia por un exceso de velocidad. Es cierto, pero también que muchos nos sorprendemos cuando por las calles se ven aprendices de pilotos. Así pues cuando se habla de radares el primer pensamiento se nos escapa hacia la sanción. Son muchos los que alegan que se busca un efecto recaudatorio, pero cuando hacemos una reflexión encontramos matices sobre nuestra seguridad y la convivencia cívica. Han de ser disuasorios. Las leyes de la física exponen que cuanto mayor sea la velocidad en el momento del impacto, tanto mayor será la cantidad de energía que absorberá nuestro vehículo y nuestro cuerpo con todo lo frágil que es. Al reducir la velocidad tenemos más tiempo para evitar el golpe. No son pocos los estudios que nos dicen que circulando a 50 kilómetros por hora, fallecen el 50% de los atropellos, pero circulando a 80 por hora existen muy pocas posibilidades de salvar al atropellado.

Ourense dispone de un dispositivo móvil de control de velocidad que, como en todas las provincias, la DGT pone a disposición de la policía local. Significativo es el hecho que en su día se utilizó y se ha abandonado su uso. Si es cierto que tiene que haber un estudio acerca de su utilización y en qué vías, aun cuando se sabe que los excesos de velocidad se encuentran detrás de una buena parte de los accidentes en zonas urbanas, según detalló el Jefe Provincial de Tráfico David Llorente en una reunión con los responsables de la policía local de Ourense, donde se determinaron calles donde se producen continuos excesos de velocidad: Progreso, Curros Enríquez, Avenida de Marin y N-120 o carretera de Ponferrada. Hay que examinar la efectividad de los radares, bien ocultos o bien estando visibles y sus efectos a la hora de modificar la velocidad media.

Los dispositivos visibles tienden a disminuir la velocidad en sitios clave de accidentes y las cámaras ocultas tienen la función de disminuir la velocidad en áreas más extensas evitando este método un problema asociado a los controles visibles que es la tendencia de algunos conductores a frenar al pasar al lado del radar y luego acelerar. Y durante cuánto tiempo se ha de instalar o el periodo de tiempo que dura el control. Y durante cuánto tiempo se mantiene esa reducción de velocidad después de la desaparición del dispositivo de detención. Es obvio decir que la velocidad a la hora de impactar mata, y quienes conducen con exceso de velocidad tienen más probabilidad.

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