Opinión

Profesores con vocación

Ha muerto Ramiro Pinilla. Ha sido un gran escritor, no alineado con la fama, ni con galas y cenas literarias y con escasas apariciones públicas, y sobre todo,  ha sido, sin duda, mi primer escritor de carne y hueso. Su fallecimiento me ha transportado a una clase de lengua de primero del entonces BUP y a mi profesor Julio. Una tarde nos dio un libro con el título "Recuerda, oh recuerda" y un plazo de una semana para leerlo. Al cabo de ese tiempo, apareció en el aula con un señor, ya mayor entonces, y nos lo presentó como al autor de esa narración. El primer cara a cara de mi vida con un escritor, un regalo inolvidable.  Un regalo que nos hizo un profesor que amaba lo que hacía, que no se limitaba a enumerar oraciones subordinadas, ni tiempos verbales. Un profesor que intentó que sus alumnos vieran más allá, que buscaba de cualquier manera posible despertar en ellos el interés por la literatura, la música, el teatro, y también por la lengua, que era su materia. Siempre he creído que es verdad que los profesores son poderosos, pueden hacer que ames o odies la historia, la geografía, la literatura, la física, la química o la filosofía, pueden marcarte un camino, o eso tal vez era antes. Impartir conocimiento requiere vocación, creo que mucha vocación. Así que este trabajo merece que se le tome muy en serio y que deje de ser para algunos solamente un lugar en el que han recalado, tras ver frustradas otras opciones prioritarias, y que para otros, deje de ser una profesión a la que puedan maltratar con leyes absurdas, imposiciones irracionales y dejadez. Ser maestro o profesor, o como cada uno quiera llamarse, es algo demasiado importante como para no darle su valor. En Finlandia, se lo toman muy en serio y la diferencia de los dos países salta a la vista. Creo que todo el mundo se merece haber tenido frente a su pupitre a alguien que le inculcara interés y curiosidad por el inmenso mundo del conocimiento. Pero para ello tal vez habría que empezar por poner todo en su sitio: alumnos curiosos, padres respetuosos, profesores con ilusión y reconocimiento, y responsables políticos con oídos, cerebro, capacidad y ganas para apostar fuertemente por una educación de calidad y en igualdad de oportunidades.

Te puede interesar