Sentiría Pedro Sánchez envidia del archiconocido promotor inmobiliario estadounidense Donald Trump y querrá emular su trayectoria en el Real Estate, para que todo el universo interplanetario conozca su imagen y sus épicas obras terrenales? Debe ser que, con su próxima reunión galáctica en la Casa Blanca con el presidente de EEUU, pues quiere sacar nota y dejar a Trump noqueado en su punto débil, el inmobiliario, ante su nuevo ídolo capitalista, Biden.
Que de un día para otro te coloquen en el mercado 183.000 viviendas de protección oficial de alquiler social para entrar a vivir, pues solo puede estar a la altura del mejor broker/promotor inmobiliario del mundo mundial. Y esa idílica figura capitalista existe y tiene nombre y apellidos: Pedro Sánchez, alias “el Magnificus”. Sus orígenes en el ladrillo comenzaron practicando en excavaciones para exhumar diferentes restos mortales del Valle de los Caídos. Ahí fue cogiendo experiencia en retroexcavadoras para continuar anunciando su gran legado faraónico, por el cual será recordado en todos los libros de historia.
Pero conozcamos el desglose de su fastuosa aportación. Para empezar, nos ha anunciado la inminente e imaginaría construcción de 20.000 nuevas viviendas públicas en terrenos propiedad del Ministerio de Defensa, a través del Sepes. A las que hay que sumar el espejismo de las 50.000 viviendas de la Sareb, las ficticias 43.000 que se financiarán a cargo de los ICO y a todas ellas se suman también las ya proyectadas, en un auténtico limbo, por el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana. Es decir, 183.000 viviendas públicas nuevas para alquiler social, ahí queda eso y ¡a ver quién lo mejora! Y es que, Donald... con nuestro “Magnificus” al frente, pues como que no tiene nada que hacer.
Bueno, tengo que reconocer que unos cuantos amigos nos hemos echado unas risas estos días a cuenta de esto. Siempre es mejor reír que llorar, al pensar y reflexionar sobre a dónde nos lleva esta tropa. El desplome de la oferta de vivienda en arrendamiento está garantizado en los próximos meses. Lo que conlleva a una gran frustración de los posibles inquilinos al encontrarse con precios aún más elevados y con viviendas no ubicadas donde les gustaría vivir. Y ya no hablemos si a un propietario le okupan su vivienda, pues el calvario, y los años, que va sufrir para recuperarla -si lo consigue con esta nueva Ley de Vivienda aprobada la semana pasada-, pues no se le desea ni al peor de los enemigos.
Esta nueva Ley de Vivienda somete al propietario de una que sufra una okupación de la misma a un calvario cruel, injusto y el cual destruye por completo el significado de la propiedad privada en nuestro país. Me resulta difícil comprender cómo en pleno siglo XXI se puede legislar antinatura. Y más con los nocivos efectos que puede acarrear en una Comunidad Autónoma como la nuestra, con más de 1.600.000 viviendas, con más de 340.000 viviendas desocupadas, con más de 500.000 emigrantes con propiedades en nuestra Galicia y que por estar fuera de su tierra las tienen vacías largos períodos de tiempo. ¿Dónde queda la seguridad jurídica y la defensa de la propiedad privada de todos nosotros?
Dice un eslogan de Isabel Díaz Ayuso en la Comunidad de Madrid: “O Sánchez o España”, ¡y cuánta razón tiene esta valiente y resolutiva mujer! Mi sincero reconocimiento desde una esquina de este país.
