Opinión

Ourense merece nuestro esfuerzo

Diálogos, consensos, ideas claras, esfuerzo, constancia y coraje son las herramientas y actitudes necesarias para luchar por un nuevo proyecto que agrupe a la ciudadanía y genere ilusión. Hace una temporada, cuando me invitaron a dar una ponencia sobre emprendimiento y emprendedores, la basé en lo siguiente: los emprendedores somos soñadores capaces de luchar por transformar y forjar nuestros propios sueños, convirtiéndolos en una realidad tangible. Y precisamente uno de nuestros sueños colectivos debe pasar por convertir la riqueza termal de Ourense en el modelo del cambio productivo que tanto necesitamos y en el reto que todos debemos apoyar.

Termalismo no solo es el tratamiento de aguas o unidades hoteleras, sino toda la industria auxiliar complementaria y de servicios que se pueden derivar de la matriz, con lo cual estaremos generando valor añadido, rentabilidad y futuro a múltiples y diferentes sectores o nuevas actividades económicas que sepan innovar y capitalizar los resultados de una política termal y los diferentes tratamientos que a las aguas se le puedan dar. Es, en definitiva, nuestra carga de trabajo, la hoja de ruta abierta y tutelada por la Diputación de Ourense, que debe ser arropada con el esfuerzo y trabajo de todos. Soy consciente de que nuestra autoestima no está en su mejor momento y que el clima social y político no ayuda en absoluto. Motivos sobran para ello y lo he puesto en énfasis en diversas ocasiones, pero también soy consciente de que con lamentaciones y conformismos injustificables jamás saldremos de esta destructiva espiral. El termalismo es y debe ser un eje fundamental en nuestra economía, el referente por lo que nos visiten, convirtiéndose así en nuestra tarjeta de presentación. Y para ello nuestro urbanismo tiene que estar a punto y no sometido al caos, a las visitas a los juzgados y a la inseguridad jurídica actual.

Urbanismo es futuro, empleo, calidad de vida, vanguardia y proyección de ciudad. Así entiendo personalmente el desarrollo urbanístico, en el que la ordenación va de la mano de la generación del bienestar del ciudadano, eje único sobre el que debe girar cualquier planteamiento a desarrollar en la línea de un urbanismo sostenible y que tiene que responder al nuevo contexto social en la búsqueda de nuestra identidad propia como ciudad, que la tenemos, pero no lo suficientemente desarrollada como para transmitirla de una forma contundente hacia el exterior que nos retorne en inversiones y población. Transparencia, gestión, control y seguridad jurídica deben ser líneas esenciales en un nuevo proyecto común, a través de un nuevo concepto de urbanismo que muestre su mejor cara como sinónimo de confianza, agilidad y cercanía al ciudadano, protegiendo los intereses y las propiedades de todos los que aquí vivimos, poniéndolas en valor y agilizando al máximo la solución de cualquier contratiempo. En definitiva, un urbanismo que abra un nuevo modelo y un nuevo espacio de proximidad al ciudadano, moderno, ágil en su respuesta, amable con los vecinos, eficiente y eficaz. Y que solo responda al propósito de estar únicamente al servicio de Ourense y los ourensanos. Urbanismo y termalismo son las puntas de lanza en nuestra recuperación.

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