Opinión

Lo prioritario, lo que importa

Importan las personas, sus problemas y necesidades. Es lo que le debería importar a cualquier gobernante de cualquier administración y de cualquier ámbito geográfico: la lucha sin descanso que obtenga como victoria la eliminación de las desigualdades sociales de los ciudadanos.

Importa y mucho recuperar la clase media de este país, destruida parcialmente a lo largo de estos últimos y muy largos años de crisis. Nuestra clase media es la columna vertebral del sistema y el eje de la estabilidad social y económica de cualquier sociedad, pero se ha ido destruyendo a un ritmo imparable día tras día, en un proceso que aún no ha finalizado, aunque da síntomas de hacerlo. Lo apreciamos en una bajada del consumo, en una morosidad del 13%, agravado con una deuda pública que supera el billón de euros, alcanzando el 98,4% del PIB. La salvación de la banca, con inyecciones de dinero público, y la carga asfixiante fiscal-tributaria a los contribuyentes ha provocado un desequilibrio económico en cientos de miles de familias que ha derivado en un incremento de la brecha entre ricos y pobres, y que se ha duplicado de una forma nítida en los últimos años.

Nuestro país sufre aún una crisis fiscal por el aumento de los gastos y, sobre todo, por la vía de la recaudación, le guste o no al señor Montoro. Lo ratifican las cifras de déficit y las de ingresos, que muestran que las administraciones públicas recaudan poco, lo que me lleva a decir que se creó una estructura de gastos que no se correspondía con la verdadera capacidad recaudatoria. Las altas cifras de desempleo y la caída general de los salarios y las rentas son las principales causas que explican que las subidas de tipos en el IRPF no se hayan correspondido con incrementos proporcionales en las arcas públicas. Y además, nuestra clase media también ha visto mermado su poder adquisitivo con las tres subidas del IVA decretadas desde el inicio de la crisis. 

En definitiva, todavía pintan bastos para la inmensa mayoría de los españoles. Pero no así para los principales bancos, que han ganado 20.000 millones en los últimos meses y lo han logrado con la deuda pública que adquirieron en el verano de 2012, acumulando unas ganancias de más del 50% con unas plusvalías que se traducen en unos beneficios brutales en el conjunto de las entidades que apostaron por la deuda del Estado, en un momento en el que España acababa de solicitar el rescate bancario a la UE. Esas mismas entidades que dicen que ya dan crédito a familias y empresas pero que la economía real dice que no es cierto, y así lo refrenda mes tras mes el propio Banco de España en sus informes. 

La conclusión es cristalina: ya sabemos perfectamente quienes han ganado con esta crisis y quienes han perdido, y en el capítulo de los perdedores están los millones de desempleados, los cientos de miles de desahuciados de sus viviendas y las decenas de miles de empresas que han quebrado.

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