Opinión

A Sánchez ya no le vota ni Txapote

Cuando el miércoles anterior vi las imágenes de Pedro Sánchez recibido en una sala del Congreso por parte de sus convocados diputados y senadores socialistas, los cuales se dejaban la piel de las manos en un ferviente e histriónico aplauso -tres días después de una derrota política sin precedentes en las elecciones del 28 de mayo-, pues se me vinieron a la mente los actos públicos del presidente de Corea del Norte, Kim Jong Un, “el amado líder”. Cuando el susodicho “amado líder” hace su aparición en cualquier acto público, todos los asistentes aplauden compulsiva y frenéticamente con una forzada y nerviosa sonrisa de oreja a oreja. Pues lo mismo aquí, con un socialismo desdibujado, ramplón y repleto de palmerismo a más no poder. 

Están perdiendo los papeles a una velocidad de vértigo, y lo demuestra su inicial estrategia de campaña electoral: la confrontación y un frentismo brutal contra todo aquel que ose no votarle. Ese no es el camino de nada, y solo pone en evidencia una bajeza moral y ética que nunca se debería dar en las personas que tengan la responsabilidad de dirigir los destinos de todo un país. 

Los problemas creados por el aumento del déficit, la deuda pública y el desempleo, entre otras muchas cuestiones, deben ser las prioridades del próximo Gobierno de España. Y estoy totalmente de acuerdo con el anuncio de Feijóo de realizar una auditoría de las cuentas del actual Gobierno bipartito de Sánchez. Los españoles debemos saber de una manera cristalina y transparente los datos reales del desempleo, la realidad de la inflación y del PIB, y el verdadero déficit que deja este Gobierno socialcomunista. Ya no más datos maquillados, a imagen y semejanza de las “encuestas” del CIS de Tezanos. 

Hacernos votar a todos los españoles y españolas un domingo en plena segunda quincena de julio, con el agravante en nuestra Galicia de que estaríamos disfrutando del puente festivo de Santiago Apóstol, repleto de fiestas en multitud de pueblos y municipios a lo largo y ancho de toda nuestra geografía, y en el cual los gallegos aprovechamos esos días para celebrar infinidad de eventos de carácter familiar, pues no solo no es de recibo, sino que es actuar con un pensamiento presuntamente de mala fe, buscando más que la ciudadanía no vaya a votar que facilitar que exprese su libre voluntad democrática en urna. Una vez más, la estrategia política retorcida y ruin de algunos queda más que en evidencia. 

Pero como siempre, de estas complejas situaciones continuamente intento también extraer la parte positiva. Y lo positivo es que leyes recientemente aprobadas con líneas de actuaciones intervencionistas, injustas y nocivas, como la Ley de la Vivienda, pues van quedar a los pies de la nada y sin el efecto pernicioso inicial. Una ley, la de Vivienda, que como otras, deben ser derogadas lo antes posible. Y es que, todos los decretos leyes aprobados por el Ejecutivo pueden derogarse en el mismo primer Consejo de Ministros que celebre el Gobierno entrante, es decir, el de Feijóo. Eso espero del nuevo Gobierno que salga de las urnas el 23 de julio. 

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