Opinión

¡Y ganó la libertad!

Unas elecciones históricas y con un récord de participación que las engrandecen aún más en el contexto de una pandemia sanitaria como nunca habíamos conocido. Elecciones en las cuales Madrid ha  finiquitado en las urnas el proyecto socialcomunista de Pedro y Pablo. Y de paso, con una ejemplar lección democrática, los madrileños han puesto en su sitio a personajes como el  socialista del CIS, Tezanos, el cual, llego a calificar a los votantes de Isabel Díaz Ayuso, como "tabernarios" y decir de la propia presidenta que tiene "escasa entidad intelectual y política". En fin... éstos son -y éste es su talante- los que han perdido estrepitosamente las elecciones en Madrid, y que ya arrastran a Pedro Sánchez, sí o sí, a tener que adelantar las elecciones generales en España ante el inminente cambio de tendencia política. Un oscuro panorama el que se le presenta al presidente del Gobierno, agravado por un difuso e irreal Plan de Recuperación enviado a Bruselas que esconde una brutal y despiadada subida de impuestos a todos los españoles. Lo cual únicamente va a contribuir a agravar aún más la crisis económica inminente en la que vamos a entrar cuando finalicen los ERTE, las moratorias, los aplazamientos y las ayudas a autónomos.

El PSOE madrileño es ya una olla a presión que puede estallar el cualquier momento. No le van perdonar a los gurús de Moncloa, comandados por Redondo, el enorme error estratégico en el diseño de una campaña errática  y totalmente desacertada; con un candidato sin empatía  y con un discurso que ha dado unos inexplicables bandazos que han ahondando aún más el desastre electoral de un socialismo desnortado, derivado de su abrazo político a un comunismo salvaje . Una formación política, Vox, que ha aguantado el tirón mejor de lo que se esperaba, lo cual la consolida y que aspira a condicionar el futuro Gobierno del PP, ya veremos de qué manera y con qué exigencias. Un Ciudadanos que ha rubricado su acta de defunción política y seguramente su disolución a corto plazo; poco más se puede decir de un proyecto político fracasado y ya totalmente hundido. Y un Unidas Podemos que confirma el fin político de Pablo Iglesias y el de una formación para olvidar, la cual  únicamente ha transmitido a los españoles confrontación, odio y rencor a raudales, entre otras cuestiones. El día 4 de mayo significa el principio del fin de los que almuerzan lubina salvaje con champán subidos en un Falcón, y los que predican igualdad social desde sus mansiones tipo Miami Beach, rodeados de escoltas, asesores y lujosos coches oficiales, mientras las colas del hambre se multiplicaban en todas las ciudades de España y el número de empresas que quebraban era insoportable. Ni siquiera su flamante ministra de Trabajo, -la de los 4 millones de parados y subiendo-, le va salvar de la más que posible desaparición política como formación.

Pero hoy, la líder, la estadista, que brilla como una estrella en el firmamento político de España tiene nombre y apellidos: Isabel Díaz Ayuso. Sin ella el PP no habría logrado la hazaña política que se ha conseguido en Madrid. Que no se equivoquen desde Génova, que no ha sido el tirón electoral de Casado, ni de Teodoro, ni de ninguno de los barones, ni de ninguna de las ex presidentas de la Comunidad; ha sido mérito de ella y de su jefe de gabinete y  estratega. El mismo que la quiere llevar, tan pronto pueda, a la presidencia de España, como ya lo hizo con Aznar en su momento. Eso aún no toca hoy, pero tocará...

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