Memorizo aquel texto de Borges: “En la otra punta de mi banco alguien se había sentado. Yo hubiera preferido estar solo, pero no quise levantarme enseguida, para no mostrarme incivil... pronto surgieron las primeras zozobras... falsas apariencias que hacían muy difícil el diálogo -venía a decir Borges “El Otro”- la situación era harto anormal para durar mucho más tiempo...”.
Asiento con gravedad y mi pensamiento viaja a esa disputa táctica que tanto se le asemeja entre lo que fue y lo que hubiera querido ser un COB configurado para correr, luego sistemático, ¡maniatado! -”que no es cosa menor. Lo que dicho de otra manera es cosa mayor”, -resaltaría el columnista M. Rajoy- y que una vez perdida la consideración entre técnico y jugadores terminó por ser un guirigay mayúsculo.
Cierto que Burgos, de salida, holgazaneó, sobre todo en defensa, pero, luego, en su reacción, en la segunda parte y más en la prórroga, notó la agresividad, la fe y la fortaleza de un COB que, Jhornan Zamora mediante, se veía ante una gesta impredecible, que fue capaz de completar. Convirtiéndose el COB un ejemplo que Grupo Hereda (Burgos) no fue capaz de seguir, pese a su pretencioso presupuesto.
Por otra banda, mosquea un tanto a los aficionados ourensanos- los arbitrajes, no es que dudemos de su integridad, “pero los hombres buenos a veces - sentenciaba el juez Thomas Low- hacen cosas malas”. Habrá que hacérselos saber.
