Opinión

La espiral del silencio del machismo

Brais Ïglesias opinion machismo

A las "chatis" les gusta que las respeten, decía Xiana. Y me atrevo a decir que a muchos hombres, también. Todos hemos nacido en el seno de una sociedad machista, en la que el hombre era poderoso y la mujer sumisa. En la que él curraba y ella luchaba por hacerse un hueco con el desprecio de la clase dominante. Pero una sociedad sexista, que sigue existiendo, es una sociedad en la que el hombre tampoco gana. Y parece oculto.

La presión del entorno que sufre el hombre parado, o el incapaz de mantener una familia, sigue existiendo. Acabar con la dominación del machismo corresponde a todos, también a nosotros, y perdonen el atrevimiento, a quienes no favorece ni un ápice que la sociedad dé por hecho que somos líderes de una manada, en todos los sentidos, aunque sea a título potencial. 

Dudo que muchos de esos asesinos y violadores que pululan por las calles y cometen atroces crímenes contra mujeres se puedan enmarcar como adalides del odio a lo femenino y próceres de la superioridad del macho, sino que en su mayoría son unos frustrados engendros de una sociedad que predica sexismo de fábrica. Una fábrica de sexismo machista que también ha ayudado a ganarse un hueco a algunas por encima de otras.

A las chatis les gusta que las respeten. Obvio. Bien dicho. Si la clave de la aprobación del matrimonio entre personas del mismo sexo pasó por ser iguales y, sobre todo, por el respeto; algunas opiniones de la "igualdad entre géneros" –al menos las que más se hacen oír en ciertos altavoces mediáticos– carecen, en ocasiones, de carácter inclusivo y desprendido de revanchismo, que sí supieron incluir los que materializaron aquel hito arcoíris. 

La igualdad debería desprenderse del sexismo. Porque nos afecta a todos. Sigue habiendo mujeres que buscan "hombres de verdad" y seguimos escuchando frases a diario del estilo: "los chicos no lloran", "las damas van primero",  "es cosa de chicos", que "con feos, no" o "te quejas como una nena". También de boca de "chatis", como las que menta mi colega Xiana. A lo mejor es que no es una guerra de buenas y malos; ni hembras y machos. Igual resulta que el machismo es un sistema operativo que todos (y todas) llevamos de fábrica y que, tal vez, debamos sustituir. Y todos, desgraciadamente, somos todas.

Quizás hay que plantearse por qué siguen existiendo actitudes anticuadas también con el hombre. A lo mejor es hora de terminar con una espiral del silencio que, a veces, nos obliga a intentar parecen un supermán o un backstreetboy. Los chicos también lloran, aunque para disimularlo cuelguen pancartas absurdas de los puentes de las carreteras, querida Xiana.

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