Sergio Otamendi
CRÓNICA INTERNACIONAL
Dos éxitos o dos fracasos
PUNTADAS CON HILO
El final boicoteado de la Vuelta ciclista a España, alentado, jaleado y bendecido por el presidente del Gobierno, se ha convertido en el “Día del Orgullo” gubernamental, pero, en este caso, con los colores de la bandera palestina.
Pedro Sánchez aseguró que se sentía orgulloso por la respuesta del pueblo español ante la barbarie contra los palestinos de Gaza, cuando esa respuesta estaba resultando violenta. Se mostraba orgulloso porque los manifestantes impedían la normal circulación de los ciclistas y obligaba a dar por terminadas etapas antes de la meta y los animaba a seguir apretando más. Todo porque participaban un equipo judío en la Vuelta, no como representante del país, sino como patrocinado por una empresa, como es habitual. Era necesario, según el presidente, desalojarlos de la prueba, aunque no habían hecho ni dicho nada de Gaza. Había que expulsarlos de todas las manifestaciones deportivas por le hecho de ser judíos y pertenecientes al país agresor.
Lógicamente, tras el presidente, Oscar López se mostraba “orgulloso de la reacción del pueblo español”; Marlaska se sentía orgulloso, feliz y contento de las “manifestaciones pacíficas”, al mismo tiempo que deseaba la pronta recuperación de los policías heridos “pacíficamente”; Félix Bolaños daba botes y pedía el destierro de los israelitas; Diana Morant estaba orgullosa del rechazo de los españoles a todo lo israelita o judío; Pilar Alegría, orgullosísima; Yolanda estaba orgullosa; y así los demás compañeros del Gabinete repitieron, casi con las mismas palabras, que estaban orgullosos de la respuesta del pueblo español ante la masacre de Gaza y que era necesario expulsar a los deportistas judíos, en eso no había duda. Era el “Día del Orgullo”.
Eso se puede plantear la duda de si no estaba incurriendo en el tipificado delito de odio, en este caso, contra los deportistas judíos
Es la primera vez que un Gobierno promueve altercados y protestas para boicotear una prueba deportiva, por eso se puede plantear la duda de si no estaba incurriendo en el tipificado delito de odio, en este caso, contra los deportistas judíos. Y no es mucha exageración si nos atenemos a lo estipulado en el código penal.
Cometen delito de odio: Quienes públicamente fomenten, promuevan o inciten directa o indirectamente al odio, hostilidad, discriminación o violencia contra un grupo, una parte del mismo o contra una persona determinada por razón de su pertenencia a aquel, por motivos racistas, antisemitas, antigitanos u otros referentes a la ideología, religión o creencias, situación familiar, la pertenencia de sus miembros a una etnia, raza o nación, su origen nacional, su sexo, orientación o identidad sexual, por razones de género, aporofobia, enfermedad o discapacidad.
Visto así y oídas las manifestaciones del Gobierno, parece que está muy claro el delito.
El expresidente José Luis Rodríguez Zapatero, también embajador plenipotenciario de Pedro Sánchez, se ha reunido con Puigdemont, el dueño de los siete votos que necesita el Gobierno para sacar adelante sus iniciativas parlamentarias. En este caso Zapatero debía convencerlo de que aprobaran el presupuesto del Estado para 2026. Ni presupuestos ni tumbar a Sánchez, mejor dejarlo en la cuerda floja.
Con independencia de los resultados, es curioso que Zapatero haya sustituido en estos menesteres a Santos Cerdán, ahora en la cárcel. Quizás pueda ser un adelanto de lo que le puede pasar a Zapatero, sometido a diversas investigaciones internacionales por sus relaciones con Venezuela.
Un indicio de lo que puede ser un peligroso comienzo de persecución, alentada irresponsablemente por el Gobierno, es la decisión de la Universidad de Salamanca de suspender las conferencias de la doctora israelí Galit Nahari previstas para los días 17 y 18 de este mes, en las facultades de Derecho y Psicología. La Universidad se rindió ante un denominado Colectivo Estudiantil Alternativo, que exigió la cancelación. Es de suponer que la claudicación no ha sido fruto de la contundencia de los argumentos académicos de ese grupo estudiantil, sino por el miedo a la contundencia de sus posibles actos violentos.
Pero es realmente un peligroso comienzo de señalamiento de judíos. Los propios decanatos de las facultades donde iba a exponer la doctora han alertado de la gravedad del señalamiento de una investigadora por el mero hecho de su nacionalidad. Algo da miedo.
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