Tienen razón quienes afirman que Rajoy, tras su proclamación como
candidato, ha pasado de las musas veraniegas al teatro electoral, que
ha sacado pecho tras demasiados silencios injustificables. Tienen
razón también las fuentes oficiales del PP, cuando aseguran que la
designación del líder como candidato era una cita obligada ya que la
Junta directiva nacional- órgano encargado de oficiar el tramite y la
liturgia de la elección- se reúne cada tres meses y haber esperado a
diciembre para hacerlo con las elecciones a tres meses vista,
resultaría paradójico cuando en la práctica, estamos ya en precampaña.
Lo que Rajoy no explicitó ante los VIP de su partido es el porqué
de su optimismo, el origen último de sea afirmación rotunda de que a
día de hoy el PSOE perdería de las elecciones y por lo tanto los
conservadores están ante una oportunidad que no puede desperdiciar.
El motivo tiene aroma de encuestas y aunque todos coinciden en señalar
que la única encuesta fiable es la de las urnas, lo cierto es que el PP
encargó una muestra de amplio espectro- entre cerca de seis mil
ciudadanos la mayoría pertenecientes a ese importante grupo de
'indecisos'- justo después del debate del Estado de la Nación en el que
Zapatero ganó por goleada- y el resultado de la misma no dejaba lugar a
dudas: en ese momento el PP sacaría al PSOE una ventaja de entre cinco
y seis diputados. Estos datos aun proporcionando un margen muy pequeño
de ventaja cercano al empate técnico ha sido un balón de oxigeno en
la calle Génova, donde las serpientes de verano en torno a la debilidad
del liderazgo de Rajoy -y las siempre recurrentes mediáticamente
hablando conspiraciones de Ruiz Gallardón- han sentado como un
autentico mazazo.
Sea como fuere las espadas están en alto y la estrategia de Rajoy
pasará de aquí a Marzo por tres cuestiones: el asunto territorial donde
la gestión de Zapatero ha hecho aguas- su política de firmeza en la
lucha antiterrorista frente a la debilidad del actual gobierno y la
situación económica que empieza a dar signos preocupantes
de estancamiento y regresión frente a la fortaleza que dejó el
ejecutivo de Aznar y el llamado milagro económico de la etapa Rato.
Con estos tres mimbres, el recién designado candidato pretende
ahormar el cesto que le lleve a la Moncloa, presentándose como la única
alternativa seria y fiable para todos aquellos que defienden la España
Constitucional, independientemente de que ideológicamente estén
situados en el centro derecha o el centro izquierda.. Para ello
intentaran debilitar a sus adversarios donde mas les duele: sus
injustificables cesiones al nacionalismo radical y el fiasco del mal
llamado proceso de paz, que ha dado alas no solo a los terroristas sino
a quines desde el nacionalismo sacan tajada de sus acciones. ¿esos son
elementos suficientes para que, por primera vez en la historia de
nuestra democracia, un partido gobierne tan solo una legislatura? El
tiempo lo dirá . De momento las cosas siguen tan ajustadas que da
vértigo y mucha pereza pensar en lo que nos queda de aquí a marzo....
La demagogia servida como plato fuerte de unos y otros - de PP y PSOE-
está servida y puede ser de atracón.