Más Europa

CAMPO DO DESAFÍO

Publicado: 06 dic 2025 - 03:55

Opinión en La Región
Opinión en La Región | La Región

Ni Estados Unidos, ni China o el agresivo nacionalismo ruso, tienen el menor deseo de dejar espacio a Europa. Espacio político, se entiende. Del económico también se van encargando: desde China para mantenerse como fábrica del mundo y, desde Estados Unidos, de capitalizar el dólar como moneda de reserva mundial y la innovación de sus gigantes tecnológicos como armas, literales, del nuevo orden global. A riesgo de que sean los demás quienes decidan por nosotros, Europa se piensa a sí misma desde la trinchera de los intelectuales en la esperanza de que la política atienda sus diagnósticos.

La escritora portuguesa Lídia Jorge ha dicho que “sobre Europa se asienta la noción inviolable de la palabra libertad”. No es un mal punto de partida desde el que proyectar un anhelo colectivo porque, si de algo recelan, y combaten, los enemigos de la Europa liberal y social, es de nuestra vivencia de la libertad. Hoy la llaman guerra cultural y es cierto que los valores compartidos, a derecha e izquierda, en Europa, forman un acervo de principios y creencias inserto en nuestros modos de vida y amparado por la ley. Gracias a ello, nuestro continente es un modelo al que todavía merece la pena parecerse. Ni egolatría ni eurocentrismo, pero tras penosas experiencias propias, estamos en condiciones de garantizar la expresión libre de las ideas, en cualquier lengua, desde cualquier condición sexual o color de piel; una sociedad que se organiza alrededor de ciudadanos iguales, libres y soberanos.

Porque el modelo está siendo atacado, desde fuera y desde dentro

Por eso Jürgen Habermas, todavía conciencia crítica de nuestro tiempo, ha dicho que “mantener la identidad normativa y el talante democrático y liberal –de Europa- es más necesario que nunca”. Porque el modelo está siendo atacado, desde fuera y desde dentro. Su más poderoso aliado, los Estados Unidos, abandona la tradicional función protectora y convierte en chantaje comercial y autoritarismo lo que habíamos aprendido a resolver desde el respeto, la diplomacia y la negociación multilateral. Dentro de las propias fronteras, fuerzas crecientes apelan a un pasado idealizado, fomentar el odio y la división, levantar muros o alimentar temores que creíamos superados.

Si Europa, gigante económico pero discapacitado político, vive uno de los momentos más confusos e inoperantes de su historia, se debe a su inadaptación al nuevo orden político emergente. Los dos grandes polos, EEUU y China, mantienen su pulso geopolítico y económico, bajo sistemas que de manera explícita o progresiva excluyen la deliberación democrática y la división de poderes. El mercado común del carbón y del acero en 1951, la libre circulación de personas y mercancías, la moneda única o la gestión conjunta de la pandemia, fueron pasos relevantes en la consolidación europea. Al respecto, Habermas aún sugiere una vía: “La construcción de una defensa europea común, ya en curso, podría generar el impulso inicial para lograr mayor unión política”.

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