Opinión

El discurso de Feijóo

Al candidato a presidente Alberto Núñez Feijóo los números no le dan, pero el espíritu de quien se presenta a una investidura tiene que ser animoso. Aprovechar la ocasión para exponer ante el país un programa serio de Gobierno, no limitarlo a una moción de censura a Pedro Sánchez. Un discurso de Estado. Con propuestas capaces de dar soluciones a los problemas reales que tiene planteados España en el ámbito político, social, económico y educativo. Propuestas que vayan más allá de señalar insuficiencias. Un programa capaz de captar las urgencias cotidianas de los ciudadanos.

Núñez Feijóo, de entrada, sale como perdedor, pero la política es una carrera de fondo y de su voluntad de seguir y liderar la oposición en la que se presenta como una legislatura inestable dependerá el crédito político con el que pueda salir de un trance tan complicado. Ha contado algunos de sus planes en las entrevistas que ha ido concediendo -y en el discurso de la gran manifestación contra la amnistía celebrada el domingo en Madrid- pero la intervención desde la tribuna del Congreso en una sesión de tanta trascendencia exige un rigor y una claridad especial.

Si quiere seguir en política debe sembrar una semilla de esperanza. No debería ser el discurso ni de un perdedor ni de alguien que se limita -y resigna- a señalar los errores y cacicadas perpetradas por Pedro Sánchez. Señalar las arbitrariedades que hemos padecido con el Gobierno de coalición de PSOE con Podemos, constituirá el friso de fondo de la intervención, pero la almendra, el núcleo del discurso de investidura, a mi juicio, debería ofrecer un programa creíble. Un programa al que remitir en iniciativas parlamentarias que se suscitaran en el transcurso de la legislatura. No quedarse en la denuncia de los pactos y alianzas de Sánchez con los separatistas que le están chantajeando -Felipe González dixit- aprovechándose de su precariedad parlamentaria. Mirar hacia un futuro que puede no estar muy lejos porque la precariedad parlamentaria del PSOE se acabará transformando en inestabilidad puesto que el conglomerado Frankenstein, tras votar a Sánchez, le va a seguir exprimiendo.

El candidato a la investidura fallida debería dar paso al líder consolidado de la oposición. Un líder dispuesto a no dejar pasar una, denunciando cualquier futura arbitrariedad del Gobierno entre el PSOE y Sumar, pero transmitiendo a los ciudadanos una esperanza de cambio. Ni que decir tiene que nada de ese escenario resultaría creíble sí el Partido Popular, como ya ocurrió no hace tanto, se entretiene en insidias y conspiraciones de tertulia. Feijóo deberá salir como líder indiscutido de la derecha o tendremos Sánchez para rato.

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