Opinión

Misión Imposible

Vivimos tiempos difíciles. En términos políticos el país está dividido como lo estuvo en los primeros tiempos de transición de la dictadura hacia la democracia. Pero la diferencia con lo ocurrido entonces es que el Partido Comunista bajo la dirección de Santiago Carrillo apostó por la reconciliación, por la superación de la triste historia de las "dos Españas" y ahora Pablo Iglesias, que dirige el movimiento comunista de nuestros días ha apostado por la confrontación."El miedo tiene que cambiar de bando", decía no ha mucho.

La polarización política que divide y emponzoña el clima social del país en un momento tan necesitado como éste de consensos y serenidad, tiene sus raíces en decisiones concretas de determinados actores políticos. En 1979 con Felipe González al timón -"¨hay que ser socialista antes que marxista"-, el PSOE renunció al marxismo y ahora Pedro Sánchez ha dado entrada en el Gobierno de España a ministros que se reclaman comunistas. Los hechos son tenaces.

Por otra parte, los episodios de corrupción que acabaron debilitando electoralmente al PP y la deficiente gestión por parte del Gobierno popular del proceso separatista en Cataluña, al catalizar el auge de Vox, nos han dejado en el escenario del Parlamento un reparto de fuerzas enfrentadas a cara de perro y sin apenas puentes entre sí.

De ahí la dificultad, casi la imposibilidad, de imaginar que en los próximos días puedan darse las condiciones para alcanzar un pacto político capaz de poner de acuerdo a todos los partidos sobre las medias económicas y fiscales necesarias para enfrentar la crisis económica -y social- que será el oneroso legado de la pandemia.

Crisis que se hace preceder de datos abrumadores de pérdidas de empleo y recesión. El FMI pronostica una caída del 8% del PIB y un 21% de paro. Sin olvidar que llueve sobre mojado porque en febrero, antes de los primeros zarpazos de la epidemia, ya teníamos cerca de un 14% de paro, la tasa más elevada de la UE. Ahora, a tan triste estadística se añade otra aún más ominosa. En términos porcentuales España, con más de 18.500 muertos por coronavirus, es el país con la tasa de mortalidad más elevada de todo el planeta. Puesto que han sido los dirigentes políticos quienes han contribuido a crear el clima de crispación a ellos corresponde desinflamar la situación. A ellos y a determinados medios que viven de agitar las aguas de la charca. Soy pesimista. Tal como estás las cosas parece una misión imposible.

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