Opinión

Las costuras al aire

Al discurso del presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, se le comienza a ver que no es lo mismo predicar que dar trigo, realizar una lista de buenos propósitos que acomodarlos a la realidad salida de las urnas el 28M y los resultados que pueden determinar el 23J si no consigue la mayoría absoluta o una mayoría muy relevante. El hecho es que Feijóo ha autorizado y avalado el primer pacto con Vox desde que está al frente del partido y lo ha hecho con unos argumentos que son una enmienda a la totalidad de lo que había venido diciendo hasta ahora. Por cosas similares, a Pedro Sánchez le han dicho de todo.

A Feijóo solo le habría faltado decir que pactar con Vox le quitaría el sueño, aunque ha pronunciado frases similares sin llegar tan lejos. ¿Podría decirse que Feijóo ha mentido a los españoles? No hay problema porque la impresión dominante es que los pactos con la ultraderecha no le van a restar apoyo dado que sus votantes están por la labor. Al menos lo que sí se puede predicar es que el presidente popular cambia de opinión según soplan los vientos y los acomoda a sus intereses políticos, que es gobernar en el mayor número de territorios y ayuntamientos posibles. Por el camino se ha dejado algo de su caudal de credibilidad y algo más de su moderantismo.

Para justificar el pacto en la Comunidad Valenciana y en otros territorios donde Vox le exige formar parte de los gobiernos autonómicos, Feijóo ha afirmado que de esta manera se evita una repetición de las elecciones, dado que el PSOE no estaba dispuesto a permitirles gobernar. Quizá entonces haya cometido un error estratégico, porque además de no haber tenido que mostrar sus intenciones, una repetición electoral castiga siempre al que la provoca: Vox por su deseo de tocar poder y la izquierda por no asumir su derrota. Pero las urnas siempre comportan un riesgo y Feijóo ha preferido amarrar un gobierno y en un territorio que considera imprescindible en su camino a la Moncloa. Del mismo modo debiera dejar de utilizar ya el mantra de que el PSOE debiera dejar gobernar a la lista más votada al menos mientras no resuelva la situación que se vive en Extremadura y tantos otros ayuntamientos donde la coalición de perdedores desalojará del poder a quien ha ganado las elecciones, porque quedan al aire las costuras de su discurso, y del que solo se acuerda cuando le beneficia. 

Cuando el presidente del PP asegura que no está dispuesto a recibir lecciones de nadie sobre pactos y coaliciones después de que el PSOE haya pactado con los partidos a su izquierda y con independentistas vascos y catalanes, además de blanquear y normalizar que la ultraderecha acceda a los gobiernos autonómicos y en su día al gobierno de la nación, Feijóo se deja girones de coherencia, iguala a unos partidos con otros y mantiene la maniobra de distracción de que sale a ganar las elecciones sin aclarar si pactará con Vox si lo necesita, mientras da por hecho que Pedro Sánchez se encamina a un “Frankenstein 2”. O sea, que como el presidente del Gobierno mintió y pactó con enemigos de la Constitución, Feijóo considera que tiene derecho a hacer lo mismo. Sin complejos.

Te puede interesar