Opinión

Derrota segura

Si se sigue la reflexión del presidente aragonés, Javier Lambán, que da por perdidas las elecciones francesas para el candidato elegido por los militantes socialistas, Benoît Hamon -y también para el laborista Jeremy Corbin-, habría que concluir que tampoco las oportunidades para un candidato socialista que se presentara a unas elecciones generales con un programa escorado a la izquierda serían muchas para volver al poder. Como no está elaborado el documento político que elabora Eduardo Madina y su equipo, ni las propuestas del equipo económico que dirige José Carlos Díaz, aunque siempre ha defendido posiciones keynesianas y socialdemócratas, todavía no se sabe el tenor de la oferta socialista.  

Lo que sí se sabe son dos cosas: que la gestión del social-liberalismo realizada por François Hollande y su ex primer ministro Manuel Valls ha llevado a los socialista a divisiones internas y a dejarlos prácticamente sin posibilidades de competir en la segunda vuelta por mantener el Elíseo, y que la única posibilidad que tiene Hamon de hacer algo es junto a Jean Luc Melenchon, situado más a su izquierda, aunque una parte del PSF puede decantarse por votar a Emmanuel Macron, otro candidato de origen socialista.

El origen del declive de ambos partidos se encuentra en las mismas causas: cuando Rodríguez Zapatero asume las propuestas liberales de la ‘troika’ para salir de la crisis y cuando Hollande aplica políticas similares. Se produce entonces el gran fracaso electoral de Pérez Rubalcaba en las elecciones de 2011, que pierde 44 escaños de golpe, cuando aún Podemos no había entrado en liza. Luego, con el partido morado como principal competidor por la izquierda, siguió el declive electoral y por ese motivo atribuir las dos siguientes derrotas electorales exclusivamente a la figura de Pedro Sánchez resulta una forma interesada de contar la historia, ya que vinieron precedidas de otras derrotas electorales –salvo en Andalucía-, pero que paradójicamente sirvieron al PSOE para recuperar mucho poder territorial de la mano de los pactos con Podemos y confluencias.  

Los socialistas deberán explica muy bien si ese proyecto que quieren levantar para recuperar el favor de “la mayoría” situándose en la izquierda pero sin parecerse a Podemos, a qué socialismo va a ser similar, y por seguir con el ejemplo francés, si al proyecto ‘radical’ de Hamon que introduce nuevos elementos para el debate en la izquierda, o al pragmático de Manuel Valls.

Porque, si como dice Javier Lambán, la candidatura del primero conduce a una “derrota segura”, la del segundo también parecía estar garantizada por falta de credibilidad derivada de haber traicionado su programa electoral y por haber dado pie a una ruptura entre dirigentes y cuadros por un lado y militantes por otro, que deriva en una situación difícil de coser en el seno del PSF. Para Lambán, Pedro Sánchez representaría la “derrota segura”, dada su decisión de dar un giro a la izquierda a las políticas socialistas. Pero si triunfa Susana Díaz –parece que definitivamente presentará su candidatura-  también  va a expulsar del apoyo a sus listas a muchos votantes socialistas. El resultado en ambos casos puede ser el mismo: el PSOE ha dejado de ser un partido que por sí solo pueda sustituir al PP en el poder.    

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