Opinión

La vuelta de Hillary

Después de tres días de descanso como consecuencia de la neumonía que la ha aquejado, la candidata demócrata Hillary Clinton ha vuelto al ruedo de la campaña electoral de las presidenciales de este año para las que quedan ya menos de dos meses. Lo hace en un momento muy delicado por cuanto las últimas encuestas señalan que Donald Trump le está echando el aliento en el cuello y que la distancia que les separa en intención de voto se encuentra dentro de los límites del empate técnico.

Lo que en un principio parecía que iba a ser un paseo militar de la candidata demócrata se está convirtiendo ahora en un camino erizado de dificultades, en el que el último problema de salud ha dado nueva munición  a sus adversarios, aunque en este caso tampoco Donald Trump, también por encima de la setentena, ha hecho público su historial médico. Gane quien gane será un gobierno gerontológico dada la edad de los candidatos, aunque ambos presumen de vitalidad y la tendrán que demostrar a lo largo de las próximas semanas en las que tienen que echar el resto, y en las que se espera con ansiedad los debates entre los dos candidatos que pueden aclarar el panorama para alguno de ellos.  
En el acercamiento de Trump a los pronósticos de Clinton está el cambio de su equipo de campaña que ha logrado moderar su ímpetu y que no se salga del guión como ha sido habitual a lo largo de los últimos meses, generando polémicas que le han apartado de su mensaje tradicional antiinmigración, y que ahora ha aderezado con las típicas promesas republicanas de bajadas de impuestos en un país en el que calan los mensajes contra la dimensión de las administraciones públicas. 

Hillary Clinton ha reaparecido de la mano de su principal valedor, el presidente Barack Obama, para incidir en las políticas ‘progresistas’ que este ha defendido desde la Casa Blanca. Y a su lado reiteró su deseo de proponer en sus primeros cien días como presidenta una reforma migratoria integral que no ha logrado Obama, y que adoptará medidas para poner fin a las deportaciones y por eso sus primeros actos tras su recuperación ha sido en el Instituto del Caucus Hispano del Congreso (CHCI), y luego se ha marchado a hacer campaña a Carolina del Norte, lugar destacado de las protestas en defensa de los derechos civiles, lo que deja bien a las claras cuáles son sus prioridades para convencer a los estadounidenses frente a los ataques de sus adversarios.  
La candidata demócrata debe tener cuidado también, sin embargo, con sus declaraciones, -aunque no se ha prodigado en comparecencias públicas en los últimos meses-, por cuanto alguna de ellas como llamar “deplorables” a la mitad de los partidarios de Trump han jugado en su contra. La campaña electoral estadounidense entra ya en un camino sin retorno en el que toda posible metedura de pata puede tener un efecto nefasto para quien lo cometa. Aunque también no es menos cierto que todas las elecciones presidenciales acaban siendo muy ajustadas dada la firmeza de las convicciones de los votantes de cada partido.  

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