Opinión

La baja forzada de los dos policías que defendieron la Constitución

Ninguno de los dos policías nacionales gallegos, heridos durante los disturbios de Barcelona de octubre de 2019, animados por el entonces presidente de la Generalitat, Torra, agitando la violencia de los CDR, “que aprieten más”, ha podido superar las graves secuelas que les dejó estar en la primera línea de la defensa de la Constitución.

El vigués Iván Álvarez ha tenido que ser dado de baja en el cuerpo por no haber sido capaz de superar las lesiones que le causaron los defensores de los sediciosos de modo violento, pese al casco, estuvo a punto de ahogarse en su propio vómito, sobrevivió de milagro con graves secuelas funcionales y alternaciones en el cerebro y órganos vitales como consecuencia del golpe que recibió por el impacto de un adoquín; por su parte, el coruñés Angel Hernández, a los 45 años, también ha tenido que aceptar la baja en el cuerpo por su incapacidad física para las funciones policiales

Tuve el alto honor de saludarlos cuando el Instituto de Criminalística Aplicada (INICA) que preside el criminólogo Luis Alamancos les entregó las medallas al mérito profesional y académico al inicio de su segundo congreso en la Academia Galega de Seguridade Pública. Ambos policías tenían entonces (noviembre de 2019) la esperanza de poder recuperarse y volver al servicio, pero ninguno de ellos ha conseguido, uno peor que otro, pero ambos irreversibles, las lesiones que le causaron los dueños de la calle de Barcelona durante los disturbios a propósito del proceso y sentencia contra los sediciosos catalanes a quienes, en nombre de la convivencia, va a indultar el presidente Sánchez.

En el caso de Angel Hernández, que sufrió fractura abierta en el brazo derecho, no ha sido posible mejora alguna. Días pasados fue objeto de un homenaje por parte de sus compañeros en el coruñés cuartel de Lanzas, el día que fue a firmar su forzada jubilación, quienes le entregaron una bandera de España. En aquellos disturbios los independentistas violentos lesionaron a 280 policías nacionales.

Este agente, que iba a ser destinado a un puesto en Viveiro, sufrió un calvario repetido, ya que tuvieron que insertarle varios tornillos y una placa, sin el resultado esperado, además de 40 sesiones de fisioterapia. Pero además tuvo que sufrir el calvario administrativo, ya que se pretendía que lo que fue una lesión en acto de servicio quedara reducido a una baja por enfermedad. La diferencia es notable. Si el director general de la Policía no reconoce que la baja es forzada por acto de servicio, cuyas lesiones lo incapacitan para el trabajo policial, tendrá que ir al contencioso contra el Ministerio del Interior. No deja de ser llamativo que, en la hoja de servicio de este agente, figura el trabajo agotador de ayuda cuando el accidente ferroviario de Angrois.

Ángel se preguntaba en unas declaraciones al respecto, sobre las aireadas lesiones a los miembros de los CDR, que 280 policías heridos en una noche no es precisamente el exponente de la achacada “violencia policial”. “¿Dónde está la brutalidad, en lanzar una pelota de goma o un adoquín de 20 kilos?

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