Opinión

Panorama desde el puente

Un paisaje del Miño de otros tiempos, aquel que podía observar desde el balcón de mi casa.
photo_camera Un paisaje del Miño de otros tiempos, aquel que podía observar desde el balcón de mi casa.
Es curioso que el puente y la capilla de los Remedios no fueron declarados monumento nacional hasta el año 1961

Una de las cosas de las que presumo es la de poseer posiblemente una de las mejores colecciones de fotos a lo largo de todos estos años del viejo puente, por la sencilla razón de que vivía a su lado, en la primera casa que lo flanqueaba a la izquierda (Las Caldas, 1, 3º, donde la zapatería de Modesto) una vez cruzado hacia la zona de Canedo. Ya he publicado muchas fotos de este archivo a lo largo del tiempo en diversas épocas del año, incluso con el puente nevado y sus riberas en verano, antes de la construcción de la carretera que lo flanquea en la margen izquierda en dirección al mar y que destruyó una parte del propio paisaje. De niño he jugado bajo sus arcos. Lo que mucha gente no sabe es que de las rocas de ese margen se extraía un material para fabricar piedras de mecho, como lo demostraba que estaban perforadas.

Mi colección, desde 1960 hasta 2014 (aunque yo solo viví en Ourense desde 1960 a 1972, en que recalé en Vigo) es una perspectiva histórica de enorme valor sobre la evolución de esa parte del paisaje. Pero fui testigo del mal trato del deterioro y de los errores que se cometieron a lo largo de estos años: desde que volvió a abrirse al tráfico rodado y se colocó un zócalo para separar a los viandantes hasta el error de retirar las preciosas farolas y sustituirlas por la iluminación actual, muy discutible. Durante años, sobre el agua veíamos el reflejo de los vertidos que arrojaba al río impunemente el depósito de máquina de Renfe.

En aquel lejano Ourense en que los entierros se hacían en una carroza fúnebre tirada por caballos, enjaezados de luto, siendo niño asistí a una pavorosa escena de ver cruzar el puente a los caballos desbocados, sin conductor, arrastrando la carroza, dando bandazos contra el puente. De aquella, existía en Ourense un modesto servicio de transporte de carros tirados por mula o caballo. Cuando se desbocó el coche mortuorio, los caballos pudieron ser interceptados y detenidos por un valiente transportista de aquellos modestos carros de los que les hablo.

Es curioso constatar que, pese a su historia y legado, el puente y la capilla de los Remedios no fueron declarados monumento nacional hasta 1961. No sé si se habrá llevado a cabo como estaba previsto, colocar a su entrada por uno de los lados una placa de bronce que resuma su historia desde la época romana en que fuera construido y las sucesivas obras de reconstrucción y reparación que modificaron su fisonomía a lo largo de los años. Fue un paso estratégico para cruzar el Miño. Realmente, de su obra primitiva se conserva poco, salvo algunos sillares. Pero es importante recordar que parte del Camino Mozárabe-Vía de la Plata a Santiago, si bien los romanos lo construyeron como parte de una calzada secundaria de la vía XVIII que unía las ciudades de Bracara Augusta (actual Braga), capital del convento bracarense, y Asturica Augusta (Astorga).

Recuerdo una conferencia sobre el puente que diera en “La Troya” don Ramón Otero Pedrayo, donde nos enteramos de que el puente primitivo tuviera once arcos, o sea, cuatro más que los actuales, lo que da idea de que tuvo que ser muy diferente. Durante muchos años, el desprendimiento de parte del soporte de una parte central estuvo abandonada a su suerte. Algunas crónicas del pasado, a lo que ya me he referido, recuerdan que los resguardos municipales estaban atentos a la presencia de maleantes en la zona, así como el uso de los Remedios como “campo del honor”, donde se libraban los duelos de los ourensanos y que éstos eran por lo general debidos al mal acabar de partidas de cartas. Por cierto, que todavía recuerdo haber conocido en “La Troya” a viejos pontinos que no estaban de acuerdo con que Canedo fuera absorbido por Ourense en 1943 (en realidad el proyecto databa de 1926) y fueron los que me contaron el asunto de fielato. Entendían, luego de la fusión que no deberían cobrar por las mercancías que cruzaban el puente. En el lado de los Remedios, el edificio de la caseta de obras públicas tiene su propia historia, que dejaremos para otro día.

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