Opinión

Barcos, ratas y necios

Cuando la mar está en calma y el viaje se presenta productivo, son muchos los que manifiestan su deseo de enrolarse como tripulantes. La carga se almacena en las bodegas y las ganancias se prevén sustanciosas. En esas condiciones, el armador contrata al mejor capitán y este elige a sus más estrechos colaboradores, tratando de que sean los más cualificados y exigiéndoles lealtad y dedicación. Pero lo que nadie es capaz de evitar es que las ratas se instalen en lo más recóndito del barco y se alimenten de las provisiones del pasaje. Pero ¿qué sucede cuando se desata un terrible temporal que pone en peligro la estabilidad de la nave? Unos abandonan el barco (las ratas, los primeros), otros se esconden en los camarotes, los más valientes asumen sus responsabilidades y se juegan la vida intentando estabilizar la nave. Pero, en todo caso, es el capitán el que debe de dar ejemplo de pundonor y profesionalidad, siendo el último en abandonar, cumpliendo con sus obligaciones aunque le cueste la vida.

En el barco del socialismo francés ¿dónde encuadraría a Manuel Valls? ¿Es una rata? ¿Habrá olvidado que él fue el timonel que dirigió la nave a las órdenes del capitán François Hollande? ¿Es acaso un oportunista desleal? O, sencillamente, ¿un mercenario al servicio de otro armador? Los necios tratan de convencernos que el desastroso resultado del Partido Socialista Francés se debió a la falta de carisma de su candidato, Benoit Hamon, olvidándose de la nefasta gestión de Hollande y del ahora desertor Valls. Su enfrentamiento con los sindicatos, sus políticas neoliberales, su errática posición en el conflicto sirio, su postura ambivalente en el problema de los refugiados y exiliados, su alineación con los sectores más privilegiados de la sociedad, el retroceso de la calidad de vida en los barrios periféricos de las ciudades y un largo etc. Son algunas de las causas que originaron la tormenta que hunde la nave del socialismo francés.
¿Y qué sucede en el barco del socialismo español? ¿Quién dirige el rumbo después del motín que expulsó al último capitán? Los necios lo justifican achacándolo a sus malos resultados, olvidándose de que la caída en la confianza de los ciudadanos viene produciéndose desde finales del siglo pasado y que afecta a toda la socialdemocracia europea. Los partidos socialistas están pagando las consecuencias de su gestión en la crisis económica producida por la falta de control de los mercados, que han alcanzado un poder absoluto con la consiguiente pérdida de soberanía de los estados. Ningún país está en condiciones de limitar la influencia de las grandes entidades financieras y de grupos de presión, que compran voluntades y corrompen la dignidad de los líderes políticos.

En el PSOE conviven dos tendencias, una sumisa con los intereses del gran capital, conservadora, pactista, con engranajes en los grupos financieros y acrítica con la corrupción ética de sus ex dirigentes, esta tendencia cuenta con la inestimable ayuda de grandes trust mediáticos. La otra reivindica su papel defensor de los más débiles, crítica con el capitalismo salvaje, comprometida con la ética de los servidores públicos y exigente en la defensa de la solidaridad con los pobres del mundo. 

No existe barco que no tenga ratas, no existe trayecto sin tormentas, a la tempestad sigue la calma, los majaderos son multitud en todos los países del orbe. Los mediocres dirigen barcos, yates, canoas e incluso almadías. Las puertas giratorias corrompen dignidades. La vida, la cultura y el progreso están amenazados por aquellos que en su ignorancia creen pasar a la historia porque cuentan con el apoyo de los necios. ¡Sé libre! Un kayak no necesita capitán ni contramaestre y muchos kayaks mueven el mundo.

Te puede interesar