Opinión

IMPARCIALIDAD

No trato de ser objetivo, pues creo que la subjetividad es la que domina el pensamiento y no dejamos de ser el resultado de lo que nuestro cerebro ha ido configurando a lo largo de muestra existencia. Sin embargo, pretendo ser imparcial al trasmitir la impresión que me ha causado el nuevo Gobierno de España. Soy consciente de que a más de uno le sorprenderán mis opiniones, ya que el lector, como el escritor, tampoco puede escapar de la subjetividad y suele encasillar a cada articulista en el marco ideológico que encorseta al pensador.


La primera impresión que tengo es que Rajoy ha intentado transmitir un equipo escorado hacía el centro, con marcado perfil económico (seis titulados en Economía y Empresariales), con formación jurídica (cinco ministros son licenciados en Derecho, incluyendo al propio presidente), no identificados excesivamente con la derecha más agresiva (la exclusión de Pons es significativa, por no citar perfiles como el de Marcelino Oreja o de personas próximas a Aznar), con madurez (edad media 56 años) que evite actuaciones irreflexivas y garantice experiencia en gestión y con un guiño claro a los mercados y al mundo financiero con el nombramiento de Luis de Guindos como responsable del área económica, hombre vinculado a Lehman Brothers en el momento que estalló el escándalo de las subprime, que hizo saltar por los aires la entidad y originó un terremoto en la economía mundial. Este personaje, dialogante y vinculado al mundo de las finanzas, supo salir de la sociedad de valores AB Asesores antes de que la empresa diera el pelotazo de la venta millonaria a Morgan Stanley, va a dirigir la reestructuración financiera con frialdad y siguiendo las directrices de los poderes fácticos del capitalismo más neoliberal, es el Monti español y Draghi estará encantado de tenerlo como interlocutor.


Por otro lado, Rajoy ha huido de condicionantes sexistas, cuotas de baronías y, fiel a su estilo, ha apostado por aquellos que le habían mostrado una lealtad personal a prueba de conspiraciones. Creo asimismo que, consciente de su aislamiento parlamentario, ha modificado su discurso hacía el nacionalismo catalán, buscando infructuosamente el apoyo de CiU, y ha intentado trasmitir un 'talante' conciliador con la oposición rectificando su agresividad y falta de colaboración con el anterior Gobierno, lo que se ha materializado en la referencia afectuosa a su gran adversario político, Zapatero.


También ha apostado abiertamente por el mundo empresarial siguiendo los consejos de la CEOE y, aunque de forma genérica, ha defendido los criterios del sector más duro de los empresarios colocando en el área de empleo y seguridad social a Fátima Báñez una de las ideólogas de la política económica del PP en la anterior legislatura.


Creo sin embargo que ha cometido algún error, como el nombramiento de Pedro Morenés Eulate para el Ministerio de Defensa, profesionalmente vinculado a la compañía de misiles MDBA de la que era responsable en España. La oposición deberá esta muy atenta a las inversiones del ministerio que dirige.


Poco a poco, pero tenazmente Rajoy ha demostrado ser un corredor de fondo, gris, abúlico, indolente pero inteligente; ha buscado un número de ministros que trasmita la imagen de ahorro y simplificación de la administración. Se va a intensificar, como ya lo han hecho varias comunidades autónomas gobernadas por el PP, la privatización de servicios, la venta de patrimonio público, la reducción del estado del bienestar y un retroceso notable en las conquistas sociales. Pero no se atreverá a tocar los derechos de las mujeres, el matrimonio homosexual o la ley antitabaco. Sus prioridades estarán dirigidas a la economía y al empleo, lo demás vendrá como complemento. Un neoliberalismo de rostro afable, en retroceso en Europa, se ha instalado en España, pero la Historia continúa.

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