Opinión

Poder, cabezas e intersticios

Lo intuyo, lo presiento, las inquietudes que abruman mi entendimiento parecen anunciar el triunfo del caos. Pensó el Viejo Milenario al despertar sobresaltado de una sobrecogedora pesadilla. Los laureles que invaden su entorno dormían plácidamente, así como los árboles de hojas rojas en el fondo de su fragmentado jardín. Los pinos, temblando como atacados por una fiebre otoñal, gruñían como iracundos fantasmas agraviados por el olvido de alegres visitantes. ¡Algo está pasando!; el peligro engendra al temor que golpea al cobarde que cierra los ojos ante la evidencia de un mundo en descomposición. El terror se despierta más tarde, cuando la conciencia adormecida recobra el conocimiento. ¿Hacia dónde va la humanidad? El Edén primitivo ha sido destruido por la ambición del mono desnudo que, sediento de poder, ha satisfecho su glotonería comiendo ávidamente de la fruta prohibida. El oro ha vencido en su sangrienta batalla contra la ética que huye refugiándose en la intimidad de los elegidos, abriendo la esperanza del resurgir de un mundo mejor.

El calor, el frio, el hambre, la guerra, la intolerancia, la violencia, la enfermedad, la contaminación, la ambición, la depresión…se unen en un contubernio maligno para destruir la ilusión que engendra el amor. Un nuevo azote hiere la piel de los sufridos ciudadanos en una escalada interminable de los precios de lo más necesario y castiga a los de ayer parias de la tierra y a los de hoy resignados jubilados, a los trabajadores, a los parados, a los jóvenes marginados del capitalismo feroz. Un ejército de nuevos y vergonzosos indigentes son las víctimas de un sistema injusto y malvado que necesita de la diferencia de clases para proteger a los epulones que gestionan sus intereses. Los amos promocionan a sus capataces permitiéndoles participar en el ágape del éxito en lo que muchos llaman puertas giratorias como premio más sustancioso para los mercenarios de la política, mientras una gran mayoría ve la cesta de su compra casi vacía en el objetivo elemental de comer todos los días.

Las mesnadas de los poderosos tienen nombre y su poder aumenta en la medida en que las masas robotizadas pierden la fe y se entregan bebiendo de copas y de la copa de las nuevas tecnologías, que alienan el espíritu en crueles batallas virtuales dejando que la inteligencia artificial resuelva los graves problemas de un futuro sin Nirvana. El FMI, el G7, el G20, la OPEP, el BCE, el BM….son algunos de los instrumentos que utilizan los auténticos amos del planeta, los ricos de siempre: los Rothschild, los Rockefeller, los Morgan… y todos los tíos Gilitos de hoy que controlan a los gobiernos, al capital financiero, a las grandes industrias, los recursos naturales, la energía, la tecnología, los laboratorios, a los partidos, a la guerra…

El Viejo Milenario se ha convertido en una página de opinión y su esencia ya no es más que la hoja de papel sobre el que imprime su pensamiento. Cada sábado alumbra una idea, la recrea y espera que durante la semana madure en una nube que inmortalice su existencia. Sus inquietudes las comparte con aquellos que participan en la construcción de una fortificación amurallada que le proteja contra la genealogía del mal, definida por Jean Baudrillard (filósofo estudioso de la hiperrealidad) , evitando que el “enemigo externo” ataque en la primera fase de una pesadilla nocturna que se convierte en realidad al despertar. Ser consciente de que las estructuras del poder utilizan la violencia de la disuasión que no deja de ser una intimidación vírica que opera por contagio. La naturaleza castiga a la humanidad con los mismos virus que penetran en los intersticios del poder.

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