El gran humanista europeo Erasmo de Rotterdam vivió en una época convulsa y violenta. Huyendo de la intolerancia continental practicada por católicos y luteranos, encontró en Inglaterra el ambiente propicio a su espíritu europeísta y tolerante. En una carta dirigida a un amigo, Erasmo escribe: "Me preguntas si me gusta Inglaterra. Pues bien, si me prestaste fe alguna vez, te suplico que creas también esto; que nunca cosa alguna me ha hecho tanto bien: Encuentro aquí un clima grato y saludable, mucha cultura y saber, pero, a la verdad, no de un tipo harto nimio y trivial, sino la formación más profunda, exacta y clásica, tanto en latín como en "griego".
Esperanza Aguirre habló recientemente en el Parlamento de Londres. Ella también admira a los ingleses. Incluso su devoción la llevó a ponerlos como ejemplo a imitar por parte nuestra. Desde mi punto de vista, no percibo semejanza alguna entre la Esperanza política y el estilo cortés, comedido y sereno, tradicional en los hombres públicos de Inglaterra. Al respecto ¿qué espera doña Esperanza para transitar por el sendero que tanto admira?
Una cosa debemos reconocerle: su perfecto dominio del idioma de Shakespeare; y ello no es poco comparándola con la ignorancia supina de la que parecen alardear nuestros políticos al respecto.
