Los griegos-agobiados por una deuda que no pueden pagar decidieron plantar cara a los poderosos para decirles: !Hasta aquí hemos llegado!
Así, a fin de obligarlos a entrar en comprensión, el presidente del Gobierno heleno, Alexis Tsipras, acudió a un método que creía infalible: echó mano de “cicuta democrática”, convocó un referendum y lo ganó por mayoría aplastante.
La rea1idad, en cambio, ha sido muy distinta: tras largas horas de negociación, los que mandan en Europa obligarían a Tsipras a tragar condiciones más onerosas de las que en principio había rechazado.
Por supuesto, sabemos que los desastres que ahogan a los griegos no se deben al “cabeza loca” de Tsipras: los ha heredado de gobiernos anteriores. Y aquellos gobiernos estaban en manos de partido hermanados con los que ahora exigen una rendición incondicional a los helenos.
