Días pasados leí un artículo de prensa que casi me hizo llorar de pena y de risa. En el escrito, el articulista se refiere a la increíble desfachatez de Audasa -empresa concesionaria que explota la AP-9- y a su olímpico desprecio hacia Galicia y los gallegos. A muchos esto nos subleva y nos revuelve las entrañas. Nos causa mucha pena.
Ahora sí, lo que en realidad me provoca risa es que el autor del escrito se ve en la obligación de dar un piadoso y sabio consejo a la empresa concesionaria: la advierte de que los abusos que ahora comete contra los usuarios pueden volverse en su contra. Y si acaso no capta bien la esencia del consejo, le brinda este ejemplo: muy pronto un tren super rápido enlazará A Coruña con Vigo en apenas una hora. Entonces la pobre Audasa se quedará a velas vir.
Si por casualidad Audasa lee esto, se tronchará de risa.
