El mundo con su múltiple variedad de fenómenos nos entra por los sentidos. Y los datos de los sentidos constituyen la base primordial de todo conocimiento. Luego, la memoria los evoca y el entendimiento reflexiona sobre ellos. Ahora bien, si tan sólo tuviésemos memoria del presente e ignorásemos el pasado, estaríamos encadenados a un vivir petrificado e inmóvil.
Pues bien, el conocimiento del pasado nos lo proporciona la Historia. Pero, hoy por hoy, todo lleva a pensar que el hombre actual vive en un tiempo ahistórico. Los estudios históricos no gozan de prestigio en una sociedad que valora por encima de todo el beneficio crematístico inmediato. De seguir así, las generaciones mozas se hallan expuestas a cometer los mismos errores que las de sus antepasados. Herodoto -como todo el mundo sabe- dijo ser la historia 'la maestra de la vida'.
En una ocasión, un compañero me dijo: 'Por qué os galegos somos como somos? Por qué despreciamos a lingua propia? Por qué maltratamos a paisaxe?
A miña resposta foi: 'Somos así porque descoñecemos a nosa triste historia'.
