Opinión

¡CÓMO LOS VAN A ADMITIR!

Una señora holandesa, en viaje de ocio por las islas griegas, observa sorprendida y escandalizada como unos campesinos muestran una calma increíble cuando descargan un camión de frutas. '¡Míralos -le dice al marido-, cómo los van a admitir en el euro!' Aclaro que era el año 2000 y Grecia intentaba, por segunda vez, ser admitida en la zona euro.


A esta dama no sólo le sorprende la manifiesta desgana con que los agricultores acometen la tarea. Hay algo más: parte de ellos lo hacen con un cigarro colgando de los labios.


Y el que nos cuenta la anécdota hace esta conclusión: 'Holanda es por supuesto la capital mundial del calvinismo'. En efecto, el calvinismo admite en su credo la inquietante doctrina de la 'predestinación': Dios -desde la eternidad- ya tiene decidido nuestro destino en el más allá. Nadie sabe cuál será el suyo. No obstante, existen ciertas señales que nos permiten intuir que, al final, seremos salvados. Y una de ellas consiste en el triunfo de nuestros negocios en este mundo pecador.


Ahora bien, para que así sea se necesita una gran disciplina en el trabajo y una mísica que lo sustente e impulse.

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