Opinión

UN VOLTAIRE CONMOVIDO

En 1762, un tribunal de justicia francés en juicio sumarísimo conodenó a muerte a Jean Calas. Esta persona fue acusada de matar a su hijo. Por entonces, la tensión religiosa entre hugonotes y católicos era fuerte en la región de Toulouse.


Al juicio acudieron los testigos y todos ellos fueron unánimes en sus declaraciones: J. Calas había inmolado a su hijo porque éste intentó romper con el protestantismo de la familia para convertirse a la fe católica.


Antes de ser ejecutado, este hombre fue sometido a toda clase de indecibles torturas -legales en el antiguo régimen-. A pesar de ello, Calas mantuvo su inocencia hasta el final.


Pues bien, sucedió que a los dos años de la ejecución el tribunal de justicia -el Parlamento- se vio obligado a rectificar declarando inocente a esta persona. La noticia se extendió por toda Europa. Voltaire -que vivía exiliado en Inglaterra- se sintió especialmente conmovido, por lo que envió una carta a su amigo ilustrado D'Alembert, en la que le decía: 'Alzad la voz por doquier, os lo suplico, por Calas y contra el fanatismo que causó su sufrimiento'.

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