Opinión

CHESTERTON, DE NUEVO, NOTICIA

El anuncio de que un obispo católico en Inglaterra intenta abrir la causa de beatificación del escritor y apologeta católico G. K. Chesterton (1874-1936) ha generado gran entusiasmo, según informa el presidente de la Sociedad Americana de Chesterton, Dale Ahlquis. Se cree además que, en esta ocasión, hay una razón más para el optimismo. Y el motivo es el interés que el papa Francisco ha mostrado siempre por la figura y la obra de Chesterton. En efecto, el ahora papa fue miembro de honor de la Sociedad de Chesterton en Argentina, y mostró en más de una ocasión su entusiasmo por la pronta beatificación de nuestro autor, hasta el punto de aprobar el texto de una oración privada para pedirla.


Ahora bien, ante tan singular noticia cabe preguntar: ¿cuáles son las razones que la avalan y justifican? Que G.K. Chesterton fue un ser humano excepcional con una fuerte y rica personalidad, lo afirman todos sus biógrafos. Como prueba, sirva el testimonio de un buen conocedor de nuestro autor, el jesuita argentino Leonardo Castellani, quien afirma de él: 'Tuvo toda la sabiduría del anciano, la cordura del varón, la combatividad del joven, la petulancia del muchacho y la mirada asombrada y seria del bebé'.


Que nuestro personaje, por otra parte, fue lo más parecido a lo que solemos llamar 'santo', ninguno que conozca su obra y su vida lo pone en duda. 'Solo la santidad -afirma J. M. de Prada- puede trasmitir el arte, esa buena salud mental, ese sentidiño lleno de humor, esa alegría de comprender, de convencer, de disputar que descubrimos en las obras de Chesterton. Solo la santidad puede convertir el catecismo en novela de aventuras y la teología en una intrépida epopeya, la devoción a la Virgen en un poema romántico.' En realidad, el hombre que resultó ser un sagaz, divertido y luminoso apologeta, que fue un titán de la pluma tocado por la Gracia, que fue un poeta que entendía que la fe es ante todo exultación, gozo ante las bellezas menudas y descomunales de la Creación, que pasó la vida celebrando lo visible e invisible de la Redención, que proponía la fe sin rebajas, pero también sin enfrentamientos, una tal persona tan llena de bondad y humildad, está pidiendo a gritos que le hagan un hueco en los altares, un hueco espacioso y con una sólida peana.


Mientras la noticia anunciada se concreta con más pasos, Ahlquis y sus amigos seguirán caminando para demostrar que, como dijo el primero al hacer el anuncio de la iniciación de la causa de beatificación: 'La Iglesia tiene en Chesterton un santo que necesita. Alguien con el alma mística de S. Francisco, con la mente lúcida de Santo Tomás, con la visión social del papa León XIII; alguien de entre los fieles del laicado, que sea fiel a la Sagrada Familia, porque conoce su oficio con San José, exalta la dignidad de la mujer como la Virgen María y entiende que cada bebé es un don divino como el Niño Jesús.'

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