Opinión

Libertad, igualdad, fraternidad

Libertad, igualdad, fraternidad… Así podemos definir la actuación de la ministra de Igualdad, Ana Redondo, cuando protagonizó un visible enojo en la refriega verbal con el diputado del PP Jaime Miguel de los Santos, en una reciente sesión de control del Gobierno, quien realizó una pregunta sobre la presunta desafección de los más jóvenes con el movimiento feminista y centró su intervención en la mujer de Pedro Sánchez, Begoña Gómez.  

Obviamente, la ministra ejerció toda la libertad que le permite su Ministerio, facilitando la igualdad de su cargo, sin embargo, le faltó un poco más de fraternidad, pues no hizo gala de la “amistad o afecto entre hermanos o entre quienes se tratan como tales”, habida cuenta de que al perder los papeles, hizo muy poca gala de tal cordura, pues actuó fuera de sí al exclamar: “Vergüenza. Vergüenza. Vergüenza. No se puede. No se puede. No se puede mezclarlo todo. Vergüenza. Hasta el negacionismo mata y ustedes son cómplices, cómplices de ese negacionismo”. Este fue el reproche que le fue hecho a la bancada del Partido Popular.

La cuestión se suscitó a raíz de la intervención del integrante del PP, Jaime Miguel de los Santos, quien criticó al PSOE “por las excarcelaciones de la ley del solo sí es sí y por las menores tuteladas agredidas sexualmente en Baleares”, y después centró su intervención en la mujer de Pedro Sánchez. Y añadió luego: “Begoña Gómez es la única mujer de España que es diferente a todos los demás”, porque nadie puede dirigir una cátedra en una universidad pública sin ser “ni catedrática ni doctora ni licenciada”, y continuó: “La señora mujer del presidente sigue aceptando prebendas que convierten a empresas que después reciben rescates en casos repugnantes de corrupción”.

Estas aseveraciones contra la mujer del presidente fueron las que aceleraron dichas frases tan llenas de elevado tono y de manera desmedida y agregando: “¡Qué terrible falta de respeto por la igualdad!, ¡terrible falta de respeto hacia las mujeres!, ¡qué terrible machismo el que se ha escuchado hoy aquí!”. Menos mal que la ministra de Igualdad, según recogió TheObjective, se acercó después de la sesión a De los Santos para disculparse por haber elevado el tono en su respuesta. 

No procede que el Congreso se convierta, como está sucediendo de un tiempo a esta parte entre representantes del PSOE y del PP, en continuos dimes y diretes, mientras la presidenta de la Cámara no hace ninguna intervención de reproche. Únicamente, tras el rifirrafe y ante el ruido producido en el hemiciclo, Francina Armengol se vio obligada a tomar la palabra “para pedir una reflexión a los ciudadanos a los que servimos y que no se merecen esto, un poco de decoro a la cámara parlamentaria”. Eso, sólo “un poco”, no sea que alguien se moleste.

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