Opinión

En el cambio climático, ideas claras

Cuando sufrimos una ola de calor o de frío salta a los medios de comunicación como noticia, pero también es aprovechada para recordar el cambio climático, achacándolo casi todo al CO2. Recordar que el 29 de junio de 1967 tuvimos en España temperaturas superiores a los 44°C, que el año anterior las primeras semanas de julio las temperaturas fueron similares y el cielo de media península era rojo por las arenas del Sahara; en 1948 el verano tuvo temperaturas similares, o en el invierno de 1938 se alcanzaron temperaturas de -20°C.

También con motivo de la publicación de la encíclica del papa Francisco "Laudatio si", voces similares reclamaron el cese de determinadas energías, citando las "renovables". El papa lo hace dos veces en un documento de 87 páginas y sin especificar cuáles; la encíclica nos dice: “La humanidad está llamada a tomar conciencia de la necesidad de realizar cambios de estilos de vida, de producción y de consumo, para combatir este calentamiento o, al menos, las causas humanas que lo producen o acentúan… ha incidido el aumento en la práctica del cambio de usos del suelo”. Y añade: “El ambiente humano y el ambiente natural se degradan juntos, y no podremos afrontar adecuadamente la degradación ambiental si no prestamos atención a causas que tienen que ver con la degradación humana y social. De hecho, el deterioro del ambiente y el de la sociedad afectan de un modo especial a los más débiles del planeta”. E incide en que: “El sometimiento de la política ante la tecnología y las finanzas se muestra en el fracaso de las cumbres mundiales sobre medio ambiente… donde priman una especulación y una búsqueda de la renta financiera que tienden a ignorar todo contexto y los efectos sobre la dignidad humana y el medio... (por lo que) la cultura ecológica no se puede reducir… a los problemas que van apareciendo en torno a la degradación del ambiente, al agotamiento de las reservas naturales y a la contaminación… la rentabilidad no puede ser el único criterio a tener en cuenta y que… necesitamos imperiosamente que la política y la economía, en dialogo, se coloquen decididamente al servicio de la vida".

Finalizo: "No impongas a otros lo que tú no deseas que otros te impongan a ti" (Confucio).

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