Opinión

Seamos realistas, y no políticamente correctos

Las aventuras de “Alicia en el País de las Maravillas” (Alice's Adventures in Wonderland) de Lewis Carroll se quedan cortas ante los hechos que vivimos en España, acrecentándose en estas últimas semanas, y da la impresión de que no van a parar. Tiene que desaparecer la corrupción, mejor dicho, los corruptos. Todos los partidos tendrían sin demora que dar de baja a todos los que están en investigación e incluso a los que se tienen dudas, la regeneración política es primordial. Políticos con capacidad los tenemos en todos los partidos, por lo que no habría problemas ni a corto ni a largo plazo. Hay que dialogar y pactar teniendo como elemento primordial el bien de los ciudadanos, y que no haya excepciones para que no salga perjudicado el pueblo. Es preciso reivindicar el activismo en defensa de los valores democráticos de siempre, sin adjetivos, como lo hace la mayoría de las personas en Occidente. La defensa de la democracia tiene que llevar al progresismo. Muchos lo tienen claro y nunca debe ser una palabra en un discurso, en un mitin. Tiene que traducirse en hechos reales.

Progresismo es luchar por la libertad, la igualdad, la paz, la solidaridad sin dudarlo compartiendo y ayudando al que lo necesita, hay que obtenerlas, mantenerlas, respetando todo tipo de vida, aceptando toda creencia y admitiendo cualquier ideología que se defienda con la palabra. Sin dudarlo es escuchar a la gente, poniendo todos los medios para combatir la pobreza y erradicar la ignorancia, enseñando a pensar, admitiendo que los demás puedan pensar diferente. Todo ello con el fin de buscar lo mejor para todos, de ser conscientes de cuáles son los valores que ayudan a crear un mundo mejor y de luchar por una sociedad basada en valores, entre los que se encuentra defender y difundir la cultura, sin admitir la mentira y la deformación de los acontecimientos, y siendo tolerante con lo que piensan de los hechos los demás, respetando las minorías y también las mayorías, defender el medio ambiente sin acciones demagógicas, y con actuaciones efectivas.

Que no tengamos que decir cómo Clint Eastwood: "Hoy en día muchas de mis películas como ‘Harry el sucio’ no verían la luz. Estoy seguro, pues la corrección política actúa como una mordaza".

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