Opinión

La sociedad que deberíamos tener

No podemos olvidar que intelectuales como André Malraux, Karl Popper, Zoe Valdés, María Zambrano, Ernest Hemingway, Jorge Semprún, Aldous Huxley, Bertolt Brecht, Borges, Max Weber, Orwell, Jean-Paul Sartre… durante el siglo XX escribieron en defensa de la ética, la moral, la libertad y en contra de la explotación e injusticia que sufre la mayor parte de la humanidad y su máximo enemigo, el totalitarismo. También es real que muchos otros lo defendieron, y algunos lo siguen haciendo cuando el régimen totalitario es de los considerados de “izquierdas”. Muchos escritores tocaron el tema y bastantes no encuentran diferencias entre Hitler, Mussolini, Stalin, Mao, Pol Pot, Pinochet, Videla, Castro, Saddam Hussein, Muamar el Gadafi, Robert Mugabe, Alfredo Stroessner y un largo etcétera del que por supuesto no se libra España (del que conocemos los nombres, hechos reales, contradictorios, inventados, dependiendo de quién sea el relator). Todas las dictaduras pretenden eliminar la libertad, premiar a los aduladores y establecer desigualdades que justifican con números y estadísticas “cocinadas” y demagógicas.

En la civilización griega, intelectuales cómo Pericles y Sócrates sentaron las bases de una sociedad democrática, libre e igual para todos. Cierto que tanto Platón cómo Aristóteles le dieron un aire totalitario, siendo posteriormente criticados y corregidos por muchos intelectuales. Uno que incidió en la eliminación del totalitarismo fue el citado Popper (huyó del nazismo) en "La sociedad abierta y sus enemigos" (1945) donde habla de una sociedad justa, humana y democrática, muy lejos de la de los mercaderes que estamos viviendo.

Tenemos que conseguir esa sociedad de igualdad real, premisa de la moral natural casi olvidada, sea real y no una decisión política, salvo que beneficien a “los nuestros”. Es duro que hoy no todos nazcan iguales, debe ser un objetivo de la sociedad del siglo XXI, una igualdad que garantice la desaparición de la pobreza, acceso a la cultura, a la sanidad, a un salario que proporcione una vida digna, a una jubilación que permita que los últimos años de vida sean acordes con la vida laboral y, sin dudarlo, respeto a cualquier forma de vida y al medioambiente.

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