Opinión

Condenados, pero honrados

Querido compadre Itxu:

El mundo se ha vuelto loco definitivamente. Cómo será, que el Supremo ha condenado a dos expresidentes de Andalucía por NO llevarse ni un duro de dinero público. Así lo piensa Pedro Sánchez, ya convertido en Pere Sánchez tras hallar acomodo en los brazos del independentismo catalán. Estos jueces han perdido el juicio, le ha faltado sentenciar al presidente, que cree más en la independencia de Cataluña que en la independencia de la Justicia.

Sabido es que los gobiernos socialistas andaluces acuñaron una nueva acepción para la palabra ERE. Lo que antaño significaba Expediente de Regulación de Empleo pasó a ser Ejecutamos Robos Eficazmente. El dinero de los parados andaluces, unos 700 millones de euros, se diluyó en mordidas, cocaína y putas. Mientras unos mangaban, otros mandaban, mirando a otro lado, o participaban activamente en el saqueo de las cuentas públicas. “Han pagado justos por pecadores”, asegura Sánchez, aludiendo, no a los parados damnificados, sino a los presidentes socialistas condenados.

Hace 2.500 años, un sabio llamado Diógenes recorría las calles de Atenas levantando una lámpara hasta que alguien le preguntó qué hacía. “Busco un hombre honrado”, respondió. Se alquilan criterios y se venden voluntades desde que el hombre es hambre, pero eso no se traduce en la inexistencia de personas honradas. La Historia reúne múltiples ejemplos de quien se dejó comprar, de cualquier modo. Y también de quien se dejó comprar de cualquier modo. A estos últimos se les llama vendidos, aunque su cargo requiera el trato de Ilustrísimo Señor Vendido. Y luego están los que pretenden vendernos a los vendidos como almas cándidas que en medio de la suciedad ayudaban a la sociedad hasta la saciedad. No hace mucho que en Madrid tuvimos unos cuantos sacamantecas con cargo, comisionistas de despachos enmoquetados, muy del PP ellos, afortunadamente expulsados de su partido y de la vida pública. ¿Te imaginas, compadre, que entonces el presidente pepero hubiese salido a ensalzar la figura benefactora de estos maleantes? Eso habría sido un insulto, no un indulto, que es en lo que piensan algunos de los que gobiernan hoy la nación.

Leo que el Gobierno baraja una nueva reforma educativa que incluye una prueba de madurez académica previa al ingreso en la universidad. Yo exigiría una prueba de madurez previa al ingreso en el Gobierno. En cualquier Gobierno. En cualquier Comunidad. En cualquier Ayuntamiento. Claro que, quien se atreva a defender esta propuesta será tachado de inmaduro.

Quizá haya que revisar el término madurez, muy empleado últimamente para referirse al tiempo que la carne roja espera en una cámara frigorífica antes de ser arrojada a las brasas. Al decir esto sueño con ir algún día a la Festa do Chuletón de Garabás. La moderna tendencia de abominar de la carne, y apostar por el veganismo militante y excluyente, podía sembrar dudas sobre el éxito de la iniciativa. Pues bien, el resultado fue que se agotaron las existencias previstas: 500 kilos. O sea, dos o tres chuletones a juzgar por el tamaño de las piezas. Ante la demanda desbordada, los organizadores decidieron poner toda la carne en el asador y ampliaron existencias. Y se agotaron también. Suerte que no andaba por allí el ministro Garzón o le habría dado un infarto. Está claro que la tentación de la carne es fuerte. Y ante ella merece la pena sucumbir. Ante otras tentaciones puede que también. Por ejemplo, a meter la mano en la caja, porque, aunque te condene la Justicia, tus compañeros de partido pelearán por convertirte en adalid de la honradez. Estos no son chuletones, son chuletas. Y también dan la brasa.

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