Opinión

Una noche de ángeles, diablos y lobos en el Pazo


Gestos contrariados a la salida del Pazo. Lo normal, no fue una buena noche. Derrota del COB, la segunda seguida, que baja un poco el suflé que diría aquel. No fue por falta de esfuerzo, que lo hubo. Con esa “vergüenza torera” obligada tras las malas sensaciones de San Sebastián, los ourensanos se dejaron los riñones en la pista, junto a otra cosa que también acaba en “-ones”. Nada que reprochar. Pero sí faltó magia, chispa, claridad, fluidez. Un “algo” en ataque. Porque cada subida de balón parecía un calvario. He visto visitas al dentista menos dolorosas que algún intento de pasar la línea de media pista antes de ocho segundos. El Tizona trufó de minas antijugadores sus líneas y costó un mundo elaborar. La táctica visitante se impuso de forma rotunda. La pizarra de Ocampo llevó la iniciativa durante los 40 minutos. 

Volvieron Turner y Jawara, pero lejos de su mejor versión porque la ciencia es lo que es y los milagros, a Fátima. El estadounidense pasó de sufrir por su pierna a tener que lidiar (otra vez) con su nariz. Ese pequeño duende gafe que se esconde en la enfermería no se estuvo quieto y dejó que un virus gripal se colase en el cuerpo de 2,18 de Romaro Gill, ausente en el Pazo dejando la zona un poco más coja de lo recomendado ante interiores tan físicos y móviles como los que presentó el Burgos.

Y hablá que reservar un hueco a los árbitros. Mira que este año, con sus cosas, ni tan mal si se compara con el pasado curso. Pero la actuación de un Ángel de Lucas que más que de ángel estuvo de diablo y de su “delfín” Daniel Checa fue para dar de comer aparte. Jorge Caamaño estuvo más aseadito. De Lucas, veterano, pitó cosas inexplicables y se puso a dar charlas (en algún caso, conferencias) como si el respetable estuviese allí para verle a él. Aunque de egos sabe más Checa, con una actitud más propia de portero de pub chusquero que de árbitro. Se encaró literalmente con Llorente hinchado el pecho como un pavo, que el gimnasio hay que lucirlo. Dicho lo cual, el COB no perdió por los trencillas, quede claro. Pero se puede pitar mejor, peor, mucho o poco, pero las sobradas verbales y físicas lo único que dan es vergüenza ajena.

Tendrá que reponerse el COB del doble coscorrón sufrido en cuatro días. Los dos retornados irán mejorando y confiemos en el Paracetamol para que Gill se una a la expedición que buscará no hacer el tres en raya mal en Lleida el domingo.

¡Si es que hasta el Lobo se lesionó! La mascota dijo basta en el descanso por un problema físico. Lo dicho, la noche fue mala. Vendrán mejores. El equipo tiene alma y eso es mucho, aunque no siempre va a llegar.

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