Opinión

Carta abierta a los ciudadanos de Ourense

Respeto, honestidad y responsabilidad. Para mí son los tres principios básicos que fundamentan el hecho de ostentar un cargo electo. Una encomienda que nos dan los ciudadanos cuando depositan sus votos en las urnas. Una orden ciudadana que dura 48 meses.

Aquel 24 de mayo de 2015 los ourensanos, soberanos, hablamos alto y claro. El mensaje, a mi entender, inequívoco para quienes participamos de aquel proceso: Entendeos, por el bien de Ourense. Hablad y llegad a acuerdos. Pensad en la ciudad antes que en vuestros respectivos partidos políticos. Arreglad lo que falla y demostrad que sois dignos representantes de una ciudad cansada de lamerse las heridas.

Con el máximo respeto acatamos en el Partido Popular el dictado de la democracia. Con honestidad nos pusimos a trabajar, sin esconder dificultades, sin disfrazar las decisiones, dando la cara y las explicaciones necesarias. Con responsabilidad quisimos siempre tender manos para construir puentes de progreso para Ourense, porque así nos lo exigieron los ciudadanos: hablad, dialogad y entendeos.

A pesar de la voluntad por lograr puntos de encuentro, llegando incluso a ofrecer compartir gobierno con quien sí tenía experiencia reciente en estas lides, el diálogo no funciona si una parte no escucha lo que no quiere oír. Algo falla cuando los intereses personales y partidistas pesan más que los intereses generales de la ciudad. Algo fracasa estrepitosamente cuando la única motivación es el ego desmedido e insano. Lo decía muy sabiamente la escritora Ayn Rand: "La ambición de poder es una mala hierba que sólo crece en el solar abandonado de una mente vacía".

Estoy a favor de que los grupos políticos hablemos, nos reunamos y busquemos puntos de encuentro. Pero señores, tengamos claro que la Alcaldía no es una cuestión de siglas. Tampoco es una cuestión de aritmética pura. Es mucho más. Es gestión, es contacto directo con el ciudadano, es trabajo las 24 horas del día. Es dedicación plena, tanto a los grandes problemas de la ciudad como a los problemas particulares del vecino que necesita ayuda. Es responsabilidad en su máxima expresión, pues no hay puerta en política que se abra más veces que la de una Alcaldía, como administración más cercana que es.

Mi mano sigue tendida para trabajar por y para Ourense. Así lo dije en mi investidura y así lo seguiré manteniendo. Creo en el diálogo, creo en el trabajo en equipo y creo en lo mucho que todos podemos aportar para el despegue de nuestra ciudad. Creo en el inmenso poder de la colectividad que se forja desde la diversidad particular, desde el diálogo y la pluralidad. Por el bien de Ourense, creo que han sido suficientes 20 meses para agotar un espectáculo vacío y sin sentido. Tenemos ahora por delante otros 28 para demostrar que la responsabilidad ha recuperado su merecido espacio en el Salón de Plenos. Tenemos poco más de dos años para impulsar proyectos que generen riqueza y empleo, para potenciar la imagen de Ourense en el exterior como un lugar idóneo para inversores, para desarrollar un modelo de ciudad moderno, amable e inclusivo. Para crear oportunidades de la mano de la cooperación y el diálogo con el resto de administraciones. Para hacer de Ourense una gran ciudad donde vivir y desarrollarse. Ese es mi propósito, mi objetivo del día a día.

De ahí que las estridencias y salidas de tono, los espectáculos burdos y absurdos, el cinismo, las medias verdades y las pérdidas de tiempo me parezcan una falta de respeto a todos ustedes. A todos los que nos dieron aquella orden el 24 de mayo de 2015. En nuestra mano está acatarla.

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