Opinión

SOBRE LA OBESIDAD, UNA VEZ MÁS

Estos días leía la noticia en un diario nacional acerca del trabajo publicado en una revista científica en la que los autores opinan, no aseguran, que el peso excesivo puede estar relacionado con el envejecimiento.


Cuando hablo de los beneficios de la delgadez con personas sanas o enfermas con sobrepeso, siempre les pongo de ejemplo a nuestra princesa Leticia o a la guapa actriz Angeline Jolie, y les digo que si ellas comen poco para estar delgadas -no porque no tengan que llevarse a la boca-, es probable que comer poco sea bueno para disfrutar de mejor salud. Aunque estoy pensando olvidarme de estos dos ejemplos porque no obtengo la respuesta deseada; las mujeres suelen contestar que no les gusta como están ni la una ni la otra, y, aunque no llego a comprender bien los motivos de estas respuestas, me parece que ninguna de las dos goza en general de simpatías entre el género femenino de nuestra provincia. Estoy cavilando ponerles de ejemplo a Elena Ochoa, nuestra famosa orensana casada con Norman Foster.


Nosotros, los médicos, y todos los demás individuos que se paren a observar lo que pasa por delante de sus ojos, podemos evidenciar una serie de trastornos que detallo a continuación relacionados con el sobrepeso, y comprobar también, escuchándoles, lo mucho que se parecen unas personas a otras cuando justifican su obesidad.


Casi seguro que algún miembro mayor o no tan mayor de su familia se queja de que la artrosis que sufre en sus rodillas, caderas o pies le impide caminar con normalidad. ¿Es delgado? Puede serlo, porque la excepción confirma la regla, pero lo más probable es que tenga sobrepeso. Cuando le digo a mi querida suegra que tiene que comer poquito para levantarse mejor de la silla, me responde que se levanta con dificultad por la artrosis de los huesos y añade siempre: 'Ojala tu nunca estés así'. Siempre le contesto lo mismo: 'Con la misma enfermedad de los huesos y menos peso, se levantaría mejor'. Se enfada algo pero sigue comiendo lo mismo. Les digo siempre a los enfermos y sanos con sobrepeso que se quejan de no poder caminar por dolor en caderas o rodillas, que si estas hablaran les echarían en cara el peso excesivo que tienen que soportar por su culpa, y les rogarían que les aliviaran algo de tanto que llevan encima. Lo más beneficioso para conservar los huesos en buen estado, en forma, no es el calcio, como creen muchos, es el ejercicio ?caminar- y evitar sobrecargarlos con demasiado peso. El problema es que estas personas que se quejan de dolor hacen todo lo contrario de lo que favorece a los huesos, comen mucho y caminan poco. Ya decía muy acertadamente Benjamin Franklin que la oxidación por falta de uso gasta mucho más las herramientas que el propio trabajo. Y la Madre Teresa de Calcuta aconsejaba muy apropiadamente: 'Si puedes trotar, trota; si no puedes trotar, camina; si no puedes caminar, hazlo con ayuda de muletas, pero no dejes de moverte, no pares nunca'.


¿No conoce a nadie que padezca el llamado síndrome de apnea del sueño? En este trastorno se produce un aumento del número y duración de las apneas normales fisiológicas -detenciones de la respiración de duración menor de 10 segundos- por obstrucción del paso del aire a nivel de la garganta (faringe) durante la noche, y mayor somnolencia por el día. El aumento de la somnolencia diurna puede ser causa de serios accidentes de tráfico por quedarse dormidos al volante. Afecta más a los hombres. Casi todos los pacientes son obesos y grandes roncadores. Los pacientes con síndrome de apnea del sueño terminan casi todos durmiendo con una máquina que, a través de una mascarilla nasal o nasobucal, introduce aire a presión positiva en las vías respiratorias y les soluciona el problema de las apneas y ronquidos, y, sobre todo, mejora el excesivo adormecimiento diurno. Casi ningún paciente obeso con este síndrome consigue, por falta de voluntad, comer menos y adelgazar.


La hipertensión arterial y la diabetes del adulto también están muy relacionadas con la obesidad. Aunque ya lo comenté en otra ocasión, merece la pena recordar lo que me decía hace pocos años un sacerdote que acompañaba a un paciente con enfermedad pulmonar crónica: 'Yo tenía diabetes e hipertensión arterial, me pinchaba muchas unidades de insulina dos veces al día y tomaba dos clases de pastillas para la hipertensión arterial; me puse a caminar doce a veinte kilómetros al día y a comer menos, y en año y medio ya no necesité pincharme más insulina ni tomar pastillas para la presión arterial porque había perdido 50 kilos, había pasado de 130 a 80'.


En las últimas Pascuas leía que los médicos cardiólogos recordaban que el día de Navidad, el 25 de diciembre, era el que registraba más muertes por fallo cardiaco de todo el año y que los fallecimientos en diciembre por enfermedades cardíacas se disparaban un ocho por ciento respecto al mes anterior.


Cuando suplico a los enfermos que tienen que comer menos para adelgazar, casi todos responden de forma parecida para justificar su excesivo peso: que no comen para estar así; que conocen a muchas personas que comen mucho más que ellos/as y están más delgadas; que están así por no poder caminar debido al dolor en sus rodillas o caderas; que se quedan con hambre; que si no comen lo suficiente luego les duele la cabeza o no pueden dormir? Incluso algún enfermo puede expresar, como me decía uno hace poco, 'a mi todos los médicos me recomendaron adelgazar, pero ninguno me había dicho hasta ahora lo que me está diciendo usted, que tenía que comer menos'. Siempre les respondo que no se engorda por culpa de las piernas sino de la boca y que sucede lo mismo que con el dinero. Hacerse rico (engordar), con mucho dinero (peso), no depende solo de lo que se gana, sino también de lo que se gasta.


La adicción a la comida es más difícil de dominar que la adicción al tabaco porque dejando de fumar vivimos más y mejor, pero no podemos hacer lo mismo con la comida porque moriríamos; para vencer la adicción a la comida y adelgazar es necesario tener voluntad suficiente para ser capaz de quedar con (más) hambre todos los días.


Por favor, coma menos y camine más: ahorrará, se moverá mejor y vivirá más.




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