Es la sonrisa en el vestuario. El jugador que tira del brazo del que tiene problemas y el que abre la ventana cuando el ambiente es irrespirable. Si Rafa Huertas sonríe, el COB sonríe.
Su anotación ha bajado con el paso de las jornadas y el Pazo se lo ha reprochado. Quizá sin darse cuenta que Huertas no es ni ha sido nunca un anotador y que ese exceso de liderazgo lo ha llevado a cargar sin culpa con más piedras en la mochila de las que le correspondían. Por no esconderse nunca.
Huertas es el mejor ejemplo del otro COB. Por que lo fácil es fijarse en los triples y penetraciones y lo difícil en cada una de las defensas que realiza. ¿Por qué Galarreta, Llorca, Brothers o Jeff Xavier pasaron desapercibidos por el Pazo? El mejor ejemplo del otro COB, el que toca valorar mañana y empujar hasta el final desde la grada sea cual sea el resultado. Acordarse de que esa canasta bajo el aro vino de un pase de Rivero, del trabajo en defensa de Riley, de la lectura en ataque de Zamroz, de los espacios que otorga la versatilidad de García, de las ventaja que genera Morentin, de las ganas en cada acción en la zona de Kale, de los tiros que cambia Carter o de la intensidad en cada acción de Rutkauskas y Frutos. Valorar el trabajo, no sólo las canastas. El COB que no se ve.
