Opinión

Ciudad de la luz y la alegría

Así suele definirse a la ciudad portuguesa de Lisboa. ¡Linda ciudad! ¡Hermosos rincones! Y extraordinario ambiente. Una capital para saborear y perderse por sus barrios escuchando un fado, que hay muchos y muy buenos. 

Un amigo mío solía decir que algunos venían destinados a la capital lusa unos años y se iban sin haber disfrutado del amanecer o el fin del día. Porque la puesta de sol de Lisboa es única, cuando el sol al caer de la tarde se va bañando en el mar para desaparecer en el Cabo da Roca, que es el punto más occidental del continente europeo. Como es también único el amanecer cuando el sol que a la tarde se va al Cabo da Roca y al amanecer se cuela desde Almada y el Cristo Rey por en medio del Puente 25 de abril.

Todo ese ambiente único y característico de la capital lusa cobra en estos días un nivel especial cuando todo el país está vibrando ante las Jornadas Mundiales de la Juventud y la visita del papa. Parece poco menos que imposible circular por el centro de la ciudad. En el Chiado “meu Amor”, es muy difícil caminar con holgura, pero de igual modo toda la Linea de Cascais y sus playas maravillosas que a algunos les hacen recordar Palm Beach. Todo ello favorecido por el extraordinario clima de esta tierra que en estos días hasta huele a sardinas asadas tanto en Lisboa como en Porto, así como, siguiendo la canción, en otoño huele a castañas asadas.

Es muy curioso darse una vuelta por toda la ciudad y sus playas y encontrar que los visitantes hablan cientos de idiomas. Les gusta el paisaje y el agua refrescante de su litoral en estos días calurosos, pero de igual modo disfrutan del paisaje, la gastronomía, comenzando por el bacalao preparado de cientos de formas. Es la suerte que le ha caído a Portugal con las Jornadas que han logrado sensibilizar a la población. Todos llenan las “ruas” con sus cantos y danzas creando un ambiente festivo ya unas semanas antes de la venida del papa. Fueron tres los años de preparación que ahora están comenzando a dar sus frutos. Los jóvenes, religiosos o indiferentes, se unen al ambiente. Al lado del Tajo, más de 150 confesionarios atienden a penitentes de todo el mundo, y en Cascais se van a alojar más de 45.000 jovenes.

Claro que también es verdad que el refrán dice que Portugal es el pueblo de las tres “F”: “Fado, Fútbol y Fátima”, y se va a cumplir con creces porque incluso camino del célebre Guincho, en Cascais, se puede observar cómo se está ya rematando la mansión que Cristiano Ronaldo se ha construido, y esperemos que en Setúbal ocurra lo mismo con Mourinho.

Es de esperar la buena acogida siempre característica de la idiosincrasia lusa. La gran Cruz y los símbolos de las Jornadas han recorrido ya 18 vicarías y 22 municipios en 23 días. El Patriarcado de Lisboa, patria de san Antonio en Alfama, va a vivir unos días históricos que comenzaron con entusiasmo en Alcobaça y recorrerá todos los barrios de la capital.

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