Opinión

Contundente realidad

En este domingo del Corpus, día de la caridad para la Iglesia, la Conferencia Episcopal acaba de hacer pública la Memoria que justifica el destino de los fondos que recibe a través de la Asignación Tributaria. Con ellos está cubriendo las necesidades de millones de personas en este tiempo de crisis. Misioneros, sacerdotes, inmigrantes, profesores y catequistas explicaron cómo el dinero destinado a la Iglesia se convierte en servicio a la sociedad en favor de las personas más vulnerables en una opción por la transparencia. "Detrás de esta Memoria hay personas que son el rostro de una Iglesia samaritana, que hace del Evangelio cultura y transmite la Iglesia de Jesucristo", explicó el portavoz de la Conferencia Episcopal Gil Tamayo. Un misionero en Perú dijo: "Escuchamos a la gente, lloramos con ellos y estamos allí acompañándoles". "Es un servicio gratuito; la caridad no tiene precio", afirmó una Sierva de María..

La Iglesia es una de las instituciones que más ha garantizado la cohesión social en la de crisis gracias a nueve millones de contribuyentes que marcaron la X en la casilla a ella destinada en el IRPF. El 80% de los fondos del IRPF fue destinado a las diócesis, modelo basado en la solidaridad, subsidiariedad y según las necesidades aportando un donativo extraordinario a Cáritas de 5 millones. Esta Memoria fue sometida a una auditoría por la multinacional PricewaterhouseCooper que la valoró: "Podemos concluir que ha sido preparada de forma adecuada y fiable".

En 2012, la Iglesia asistió a más de 3,5 millones de personas en sus necesidades básicas a través de sus comedores, programas de promoción del empleo y centros de acogida. Han aumentado los centros sostenidos por la Iglesia para mitigar la pobreza (casi 400 más) y también el número de personas atendidas (10%). Sólo entre Cáritas y Manos Unidas, dos de las cientos de organizaciones religiosas en nuestro país, atendieron a nueve millones de personas en 2012.

La Memoria es un compromiso de transparencia que asumió el Episcopado tras el nuevo modelo de financiación que entró en vigor en 2007, y refleja que la Iglesia dedicó 48,5 millones de horas en servicio a la sociedad, una labor que de haber tenido que ser contratada en el mercado hubiera supuesto un coste de 1.933 millones de euros. "La Memoria no es para que digan lo bueno que somos sino para caer en la cuenta de que hay mucha gente que ayuda a la Iglesia", dijo Gil Tamayo. El trabajo gratuito que realizan a diario millones de personas permite que por cada euro que se invierte en la Iglesia, esta lo revierta por 2,40 en beneficios para la sociedad.

El resumen de la rueda de prensa y el articulo del director de Cáritas de Ourense, Feijóo Mirón, publicado en estas páginas el pasado día 11, me liberan de abordar el tema desde la perspectiva ourensana. Es de suponer que tanto los partidos políticos como los sindicatos y demás entidades dedicadas al pueblo sean capaces de llevar a cabo algo parecido. Sería un motivo de credibilidad.

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