Opinión

Increíble despropósito

Ya hemos hablado del tema, pero recientes manifestaciones de personas a las que se debiera suponer cordura, temple, educación y elegancia, nos hacen volver a más de lo mismo. El senador vasco Iñaki Anasagastí ha hecho que mi café matinal se me haya atragantado y el mantel ensuciado al caer, por la sorpresa, la cuchara con la que me estaba tomando el primer refrigerio del día. Ha insultado gravísimamente al rey de España Felipe VI que acaba de ser recibido con todos los honores en la republicana Francia. El "padre" de la patria en su cuenta de Twitter y en su blog comenta la visita real al país galo, donde, por cierto, cosechó grandes éxitos dejando a gran altura a España y su monarquía.

Ha dejado su señoría unas cuantas "perlas" que pasarán a la historia mientras, como yo creo, se juzgan si es un delito. Dice: "Felipe VI ha visitado la sede del Cervantes en París, sede del PNV robada por la Gestapo y no devuelta. Felipe es un chulo" (sic). Y ha añadido: "Felipe de Borbón ha visitado oficialmente Francia, de donde le viene su apellido. Ha sido un viaje por todo lo alto, con chulería, con grave chulería incluida. Dicen que este hombre está muy preparado. No tanto. Ha tenido una mala educación. Se cree superior a los demás". "El llamado rey ha ido al despacho del lehendakari Aguirre y realizado una asquerosa ceremonia de chulería, queriendo decir con su gesto inamistoso: esto es nuestro y yo soy el jefe del cotarro. Este señor me parece lo que es: un chulo maleducado y una persona que no sabe el abc de la democracia. Lástima que no se le pite como se le pitó en la final de Barcelona. Todo una ópera bufa a la española y muy de la España cañí. Una total sinvergonzonería, con mucho sinvergüenza suelto". Hasta aquí la cita textual de las palabras que han recogido los medios.

Ya me dirán si estas palabras contribuyen al diálogo, al entendimiento y en definitiva a la democracia que deseamos para este país, porque van dirigidas al rey, que es la primera autoridad del Estado. Pero su gravedad sería similar si públicamente las profiriese contra cualquier ciudadano de a pie. Insultar siempre es grave y personalmente lo considero un delito que debiera ser perseguido por bien de la paz social. Porque en un país en el que vale todo, distaría de ser democracia y la altura ciudadana quedaría bajo mínimos convirtiéndola en patio de vecindad donde pudiesen llamarse unos a otros de todo. A nada conduciría esa situación y en nada beneficiaría al entendimiento. Es lícito e incluso bueno pensar distinto mientras se respete a los que piensan de forma diferente.

Por otro lado hay unas leyes, una Constitución que, mientras estén vigentes, hay que someterse a ellas, respetarlas y admitirlas si deseamos estar en democracia. Marginar, postergar e insultar a quienes piensan diferente es el sistema de las dictaduras, tan vituperables. Esto parece que lo desconoce el señor del sofisticado peinado. Quisiera creer que estas afirmaciones fueron proferidas en un momento de embriaguez ideológica o alcohólica, o de tremendo enfado debido a cualquier contratiempo. Pronunciadas en sano juicio merecen la más enérgica condena que el Estado está llamado a ejercer.

Menos mal que en el mismo día un convencido catalán de pro como es el holandés Johan Cruyff medió en la polémica nacional afirmando: "Pitar el himno nacional es una desgracia absoluta y total, además de una falta de respeto. Considero que al que actúa de esta manera le falta un tornillo", dijo en la Cadena Ser. Ante los despropósitos de algunos, por suerte, aún queda gente sensata.

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