Opinión

EL COLECCIONISMO DE SELLOS

Ya es un clásico en la ciudad de As Burgas, y no es de extrañar. Me explico desde el titular e intentaré relatarlo buceando en el interior de la Sociedad Miño, promotora y motor de iniciativas que nos acercan a la reflexión y análisis de infinidad de temas que nos circundan, siempre al abrigo y bajo la sombrilla del sello postal, carta circulada u hoja-bloc que les acompaña sin ninguna excusa posible. Y como no podía ser de otro modo, esta sociedad está bien dirigida y orientada a integrar personas que sienten curiosidad y deseos de invertir su tiempo libre, en compartir y gozar de la historia de los pueblos, naciones y lenguas de todo el mundo, en un viaje sin término definido y hacia una inmensidad cultural de idiosincrasias tan desconocidas como apasionantes. De este modo, es comprensible que autoridades educativas, eclesiásticas y civiles, además del público en general, se llenen de elogios constantes hacia la exposición filatélica, numismática y vitolfílica más importante de nuestra Comunidad Autónoma. Visitas de toda España y también de Portugal así lo acreditan.


Sin embargo, hoy quisiera poner un contrapunto constructivo y de interés que nos ayude a seguir con buen rumbo nuestro devenir filatélico. En nuestra vida actual, con su ritmo frenético y bajo el prisma de la era de las tecnologías de información y comunicación, pudiera parecer que la filatelia sea un retroceso a los tiempos pasados en los que solo se escribían cartas y donde nadie podría ni imaginar lo que supondrían los SMS, los e-mails o las páginas web. Estoy seguro de que si fuésemos capaces de llegar a los más jóvenes desde este planteamiento inicial, el interés por la Sociedad Miño sería exponencial. La capacidad de cada individuo de editar las hojas de su colección es casi ilimitada, con una calidad muy digna. Es por ese motivo que quizás al coleccionista más veterano le cueste explicar esta cuestión y paradójicamente, al sumergirnos con ellos en la filatelia podemos darnos cuenta de que se hace casi imprescindible el empleo de editores de textos, programas de maquetación e investigación a través de la red. La integración de las nuevas tecnologías ha supuesto una revolución a la hora de elaborar material que antes solo podía ser adquirido a golpe de talonario, lo cual desanimaba a los de menos recursos económicos, y lo que es peor, creaba una élite (en ocasiones ficticia) que monopolizaba la filatelia de base. Aunque en la Sociedad Miño no existe ese problema, creo que hay que seguir trabajando con los niños, para que el coleccionismo se vaya adaptando a los nuevos tiempos, empleando estos recursos que por fortuna están al alcance de una gran mayoría.


Solo me resta felicitar a los expositores infantiles y juveniles: futuro y nueva savia de nuestra Sociedad Ourensana.

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