Opinión

Un gallego de oro: José R. Rodríguez

Son escasas las ocasiones que me encuentro con el reto de hablar de personas de oro. Creo que con cierta ligereza, homenajeamos a algunos que logran exacerbar nuestros mejores deseos y sentimientos, y sin dar la talla, alcanzan cotas de popularidad y de cierto prestigio social sin motivos constatables. Sin embargo, las personas de oro son de condición humilde y es notoria su honorabilidad, cultura y educación exquisita. Son “aurum” y descubrirlos viene a ser como un “amanecer brillante”, para cada uno de nosotros. Eso fue lo que sentí al conocer a José Rodríguez, que de vez en cuando visita nuestra provincia de la que es natural.

Residente en Filipinas, este periodista, que ha sido delegado de la agencia EFE en el sudeste de Asia y Pacífico, ha ocupado también el cargo de director del Instituto Cervantes en Manila entre los años 2008 y 2011. Pero al margen de voluminosos currículos y otros muchos títulos académicos o condecoraciones importantes que posee, me llama la atención que en mi encuentro con él, valore como un bien preciado, el ser un niño de aldea. Me cuenta, con brillo en los ojos y palabras que brotan del corazón, que la Universidad de la Vida se halla en su pequeño pueblo de San Xoan de Río (Trives), y que cuando observa la Cabeza Grande (Manzaneda), reflexiona lo grande que es el mundo, y lo pequeño que nos creemos que es (a lo que no duda en denominar “vivir lo imposible”), en el sentido de que nos creemos poder poseerlo y dominarlo.

El vivir en Filipinas ha tenido sentido gracias a que allí ha encontrado a su amada esposa, lo cual le hace posible compaginar dos tipos de vida bien distintos, aunque reconoce que es un complicado proceso que dura ya 40 años.

José Rodríguez también es escritor. Las primeras páginas de la historia de Filipinas, contadas a través de los medios de comunicación escritos, habrían de salir de la pluma de un gallego. Por eso, por el interés que despierta en mí su obra, me acerco con confianza a esa persona transparente y cercana que demuestra ser. Tomamos café en el Liceo de Ourense y durante más de dos horas me pone al día del resurgir económico de los países asiáticos. Está seguro que muchos cambios sociales han de suceder con una economía emergente y global, pero hablamos entre muchas cosas, de los problemas religiosos en la India, que hacen que la estructura social de las castas no tenga nada que ver con la libertad que supuestamente traerá una buen entorno económico. Esto ha de cambiar cuando la economía penetre en las capas sociales más desfavorecidas. Por otra parte, Filipinas es un ejemplo de Estado Libre. Salvo periodos muy puntuales de dictadura militar, ha sido y es un país en el que la pluralidad informativa ha existido y un Estado en el que existe vida sindical. Un hecho diferenciable ante los países del entorno es que en Filipinas se celebren manifestaciones públicas en protesta a decisiones de los distintos gobiernos.

No podemos dejar de hablar del español en Filipinas. Como director en Manila y pionero de los centros Cervantes en Asia, son muchísimas las actividades que se han llevado adelante. Entre ellas destaca el “Berso Sametro”, una iniciativa por la cual en el metro de Manila se han colocado carteles de poemas de escritores españoles en las dos lenguas( filipino y español), que gozan de muchas palabras comunes. También se está formando en las escuelas a profesorado filipino, para que puedan ofertar y dar clase de español en la enseñanza reglada. El español es muy demandado en ese país, ya que la mayor base de empleo se halla en los “call centre”, y si los candidatos saben español, tienen más posibilidades de ser contratados.

Un gallego de oro ha visitado nuestra ciudad y promete volver para presentar su último libro bajo el título: “Primeras páginas de la historia de Filipinas”.

Otra oportunidad de oro.

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