Opinión

Feijóo necesita un cambio de estrategia

En la primera votación de investidura del líder del PP, el candidato popular, Alberto Núñez Feijóo, solo logró el apoyo de Vox, UPN y Coalición Canaria, que suman 172 votos frente a 178 escaños en contra, que podrían apoyar una investidura alternativa del socialista Pedro Sánchez, como candidato del PSOE. 

El PP debe resetear, pues, su operación de reconquista del Gobierno de España. La clave es la política territorial. Si el PP desea entender y representar verdaderamente a la España actual, debe partir de que su estrategia política en Madrid no es aplicable de manera efectiva en comunidades como Cataluña y Euskadi, las cuales también forman parte integral de España.

Esta reflexión conduce a la idea central de que el futuro político del PP implica distanciarse de Vox en dos dimensiones: en la distribución de escaños y en los posicionamientos ideológicos. Además, el partido de Feijóo necesita establecer vínculos sólidos con fuerzas políticas como el Partido Nacionalista Vasco (PNV) y Junts, ambas de orientación de centro-derecha y con intereses ideológicos afines. En última instancia, si el PP aspira a volver al Gobierno de España, será esencial aumentar su representación en Cataluña y/o forjar alianzas con el nacionalismo catalán de derechas, que es de corte democristiano en el caso vasco y más liberal en el catalán.

Esta estrategia política recuerda la visión de Manuel Fraga, el fundador del PP, quien siempre tuvo claro que el verdadero desafío pendiente en España era el territorial. Fraga, una figura influyente en la política española, diferenciaba entre sus declaraciones en campaña, a veces cargadas de exabruptos para ganar notoriedad, y su pensamiento más reflexivo, plasmado en libros y entrevistas. Y cuando se ponía en serio, argumentaba que hace más de un siglo, España tenía cuatro grandes problemas: la forma de Estado, la religión, el modelo económico y la cuestión territorial. En su opinión, se habían resuelto tres de estos problemas, pero el territorial seguía siendo una asignatura pendiente, incluso después de muchos años de un Estado autonómico. Es evidente que no todos encuentran su lugar en este modelo.

En este contexto, líderes como Alberto Núñez Feijóo, que comparten la herencia política y muchas de las tesis de Fraga, afrontan decisiones cruciales en medio de la compleja situación de la derecha española. La tentación de diluir a Vox, integrándolo en el PP, como hizo Fraga con la extrema derecha de su época, puede ser poderosa, pero hoy en día no parece tan sencilla de llevar a cabo. Ganar –más bien arrasar– a Vox en las urnas, como ya logró Feijóo en Galicia, donde la extrema derecha no tiene presencia, parece una meta difícil de alcanzar a corto plazo.

Asimismo, abrazar a partidos como el PNV y Junts de manera súbita no es una salida sensata: hace falta un cortejo previo. Ahora bien, si el PP no toma medidas arriesgadas, pero necesarias, para adaptarse a la compleja realidad política de España, es probable que se vea arrastrado por los acontecimientos. En un contexto europeo –donde Alemania manda–, la extrema derecha no parece ser una alternativa viable.

Si el PP pretende verdaderamente entender y representar a España en su totalidad, debe asumir que su estrategia política centrada en Madrid –y concebida desde la capital– no es adecuada para comunidades –léase en el fondo naciones– como Cataluña y Euskadi, que también son parte integral del Estado. En última instancia, la lección de Manuel Fraga perdura: la cuestión territorial es el desafío pendiente que el PP debe abordar si aspira a liderar España en el futuro. Visto lo visto, tampoco le queda otra. 

@J_L_Gomez

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