Opinión

Venezuela sueña con volver a ser Eldorado

Rascacielos en el centro de Caracas, la capital venezolana.
photo_camera Rascacielos en el centro de Caracas, la capital venezolana.
Un país tremendamente rico, arruinado en apenas unos años por el chavismo, busca ahora la mejor manera de ser algún día lo que fue: también la tierra de acogida de miles de gallegos

Venezuela fue durante un tiempo uno de los países más ricos de América, coincidiendo con un período bonanza democrática en el que se alternaron en el poder socialdemócratas de AD y democristianos de COPEI. Aquellos tiempos atrajeron la atención de muchos españoles –sobre todo canarios y gallegos– que se fueron a Venezuela a hacer las américas. La llegada del chavismo al poder y, de manera especial, el período de gobierno de Nicolás Maduro hundió la economía. Su incesante caída de la producción y una represión política severa expulsó de su país a millones de venezolanos.

Hoy hay tres veces más venezolanos en España (438.000) que españoles en Venezuela (136.000), pero aun así el número de gallegos en Venezuela (30.000) duplica el de venezolanos en Galicia (14.000). Son cifras que admiten matices, ya que en ambos casos hay segundas y terceras generaciones, dobles nacionalidades, etcétera, pero eso no resta importancia al número de gallegos que sufren los efectos de la crisis venezolana. Y no tanto porque sean los menos favorecidos del país de acogida, sino por el fuerte deterioro de sus patrimonios y empresas.

El prototipo de gallego que emigró a Venezuela suele estar asociado al triunfo en los negocios, en parte porque quienes retornaban de vacaciones fueron mayormente los que se hicieron ricos. Muchos pueblos de Galicia saben lo que es ver a un gallego emigrado a Venezuela pagando una ronda completa, generalmente con el llavero de un Mercedes en la mano y una mansión de alto nivel. Fue una imagen habitual en la Galicia de los años 60 y 70. A partir de entonces, todo cambió: para bien en Galicia, y para mal en Venezuela.

La democracia y la adhesión a la entonces llamada CEE dispararon la riqueza en Galicia y la corrupción y la crisis política de Venezuela se llevaron a un gran país por delante, cuya economía terminaría afrontando dificultades monumentales, intolerables desde 2014 hasta 2020, un período en el que Venezuela perdió el 80% de su Producto Interno Bruto, algo solo visto en los países en guerras muy largas. El salario mínimo mensual apenas equivale hoy a 5 dólares.

Más allá de las ideologías, parece evidente que Venezuela necesita un cambio radical, ya sea por la vía de las elecciones presidenciales de 2024 o de otra manera. Pero ese cambio no llegará con una varita mágica, sino con tasas de crecimiento de al menos dos dígitos durante años. Por fortuna, Venezuela tiene las mayores reservas de petróleo del mundo y, en buena lógica, una administración mínimamente sensata debería alcanzar esos objetivos a medio plazo.

Parte del éxito dependerá de la gestión política interna –la democratización es una premisa indispensable–, pero otra parte exigirá la vuelta de muchos de los que se fueron, entre ellos cualificados profesionales de todas las ramas, ahora perfectamente integrados en las economías de países como España o Estados Unidos.

Los gallegos que emigraron en los 50 y los 60 a Venezuela eran pobres que en apenas diez años se hicieron ricos. Los venezolanos que emigraron recientemente a España tienen un perfil distinto: son profesores, médicos, abogados, economistas, periodistas, ingenieros… , altamente preparados. También se vinieron millonarios que hoy residen en el barrio de Salamanca e incluso estrellas de la música, el cine y la televisión. Dentro y fuera sueñan con volver a ser Eldorado.

@J_L_Gomez

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