De donde no hay no se puede sacar. He ahí por donde la ministra de Empleo y Seguridad Social, Fátima Báñez, nos ha anunciado que en el próximo año los pensionista vamos a tener un incremento en la pensión que puede oscilar entre el 0,25% y el 1,25%. Mi amigo Benito se siente feliz porque temía que conforme a los funcionarios les fue rebajando el sueldo otro tanto podía suceder con los pensionistas. Benito, un tanto coñón, resignado y conformista echó cuentas y dijo 'menos da una piedra'. Según me dijo, está percibiendo una pensión por jubilación de 1.653 euros mensuales. El 0,25% le supone un aumento de 4,13 euros (688 pesetas/mes) y una barra le pan le cuesta 0,75 euros lo cual quiere decir que al cabo del mes el panciño le sale por 23,25 euros (·.868 pesetas/mes).
Como antes decía, jubilado como oficial de 1a encofrador, siempre luce buen humor y dice que los milagros los hace la Virgen de Fátima, pero no la Fátima ministra. Y en sus ocurrencias dice que cuando no operaban las grandes superficies -Mercadona, Carrefour, Eroski, Gadis, etcétera- estaban las pequeñas tiendas de comestibes y en el techo colgaban un alambre en el cual se iban colocando las notas en el papel de estraza de clientes que pagaban por mes y otros de los que si te he visto no me acuerdo, porque los pufos las había, hay y habrá a pesar del popular cartelito 'Hoy no se fía, mañana sí'.
Benito, hombre amable no proclive al enfado, dice que será cuestión de comer menos pan para equilibrar su balanza de pagos, macroeconomía y demás rollos de esos que dicen saber los economistas. Pero en Benito no sólo concurren las dosis de buen humor y resignación, sino que es observador con una frialdad admirable para llegar a la conclusión de que en tiempos de crisis, paro y otros ¡Olé!, ¡Olé!, muchos tienen que combatir la crisis comiendo menos pan, mientras que otros adornan su dieta con la delicias del mar como ese crustáceo llamado percebe. Claro que no todos vamos a ser ministros.
