Opinión

ARTUR MAS Y LA TORTILLA ESPAÑOLA

Con fecha 31 de octubre de 1978 fue aprobada por las Cortes en sesión plenaria del Congreso de los Diputados y del Senado celebradas el 31 de octubre de 1978 el articulado de la Constitución Española ratificada por el pueblo español en referéndum de 6 de diciembre de 1978 y sancionada por S.M. el Rey ante las Cortes el 27 de diciembre de 1978. Así fue el proceso de dar forma legal a la Carta Magna. Carta escrita para todos los españoles aunque algún empecinado, obstinado, terco y pertinaz no estuviera de acuerdo con su contenido. Y este obstinado es el presidente de la Generalitat, Artur Mas.


Para entender el mensaje de la Constitución no hace falta ser jurista. Es comprensible, incluso, para los que somos legos en Derecho. Confieso que hoy, viernes 13, sin salir a dar el paseíto de la prescripción facultativa, opté por quedarme en casa y estuve leyendo un tratado minucioso y amplio sobre la Constitución en cuyo análisis han intervenido varios juriconsultos destacados. Todos coinciden en la diafanidad de la Constitución española. Sabido es que Artur Mas tiene previsto para el domingo 9 de noviembre de 2014 la consulta con la pregunta: ¿Quiere que Cataluña sea un Estado? Y si es así ¿que sea independiente?


Como antes decía, para entender la idea de separatismo, de independentismo o secesión que pretende Artur Mas no hace falta ser doctor en leyes. Es suficiente con leer el claro y breve artículo número 2 de la Constitución Española que literalmente dice así: 'La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación Española, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas'. Fijémonos como en tan pocas letras nos menciona este artículo las dos palabras 'indisoluble' e 'indivisible'. Dada su sencillez y máxima claridad, no es necesario recurrir al Tribunal Constitucional (intérprete 'supremo' de la Constitución).


El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, respondió al desafío del presidente de la Generalitat de forma contundente y garantizó, sin ningún género de dudas, que la consulta de autodeterminación no se celebrará. Líbrenos Dios de una guerra psicológica entre miembros de la noble y trabajadora región catalana que equivale a la manera de sentir de las personas de una región, lo que me lleva al recuerdo de la Guerra Civil bajo el mando del presidente de los Estados Unidos Abraham Lincoln que después de trabajar incesantemente para dominarla, a los pocos días con tan sólo 56 años de edad fue asesinado. España no es una tortilla para dividir en pinchos. Es una tortilla española para degustar por una España 'indisoluble' e 'indivisible'.

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