En los comienzos del mandato de Mariano Rajoy como presidente del Gobierno, dijo que España estaba necesitada de emprendedores. Ser emprendedor, en interpretación de la Real Academia Española, es 'que emprende con resolución acciones dificultosas o azarosas, lo que antagónicamente equivale a decir que son muchísimos los que optan por opositar a ser funcionarios para ganarse la vida sin tantos dolores de cabeza, salvo excepciones. Y de eso saben un poco los que desenvolvieron su actividad laboral en el sector privado con objetivos y más objetivos, además con la espada del despido barato y los ERE (expedientes de regulación de empleo) tan en boga.
Pero decidirse a ser emprendedor como salida profesional, aparte del riesgo que conlleva, tiene muchas dificultades. Por ejemplo, imaginémonos a un joven que tiene la idea de determinado negocio, el cual podría ser lucrativo de llevarse a cabo y concebido para seis empleados. Pero necesita un préstamo bancario para iniciarse, pero como carece de garantías no se lo conceden. Y la palabra emprendedor no significa precisamente hombre de grandes empresas como fueron, por ejemplo, Eduardo Barreiros o Eulogio Gómez Franqueira.
El pasado día 4 apareció en primera plana de este diario la siguiente noticia: 'Ourense cerró noviembre con más parados y con menos cotizantes'. Si esto sigue así habrá que seguir tirando de la hucha para pagar las pensiones. Nuestra juventud, a falta de otras alternativas, vuelve a los tiempos de antaño haciendo las maletas de la emigración. Qué pena tener que abandonar -recordando los versos de Rosalía de Castro- 'Miña terra/ miña terra/ terra onde me eu criei...' Efectivamente, hacen falta emprendedores.
