Opinión

LAS SIETE MARAVILLAS DEL MUNDO

Somos muchos los que por distintas razones no hemos disfrutado de viajar por el mundo. No obstante, desde hace años, venía pensando en satisfacer un capricho que más bien le podríamos llamar cultural. Resulta que de las Siete Maravillas del Mundo me decaté por el Mausoleo de Halicarnaso, construido en esa ciudad antigua de Asia Menor, por mandato de la reina Artemisa en el S. IV a. C., en memoria de Mausolo, su marido. Se trata de un sepulcro magnífico y suntuoso que figura entre las Siete Maravillas del Mundo antiguo.


Confieso que también me gustaría ver la estatua de Júpiter Olímpico, de Fidias (pero teño pouco diñeiro para tan largo viaxe). Fidias, según los historiadores, fue un escultor griego, nacido en Atenas, considerado como el artista más grande de Grecia. Injustamente murió en la cárcel. Quien estas líneas escribe es, simplemente, admirador y gustador del arte, ya sea pintura, escultura, arquitectura o música. Y digo gustador por estar muy lejos de decir entendido, pues sabido es que el vocablo arte es palabra controvertida.


También se presume que cuando los entendidos han considerado las Siete Maravillas del Mundo como tales, por algo sería, aunque cada persona opte por su singular preferencia en cuanto a cada una de las artes. Unos se inclinan por la pintura, otros, indoctos, pasan de las artes.


Pero la palabra 'maravilla' es muy singular y no condiciona las preferencias de cada persona. Para unos, puede ser escuchar una composición de Beethoven. Para otros, el amanecer, el alba en el lugar ourensano de As Caracochas, tal vez una robleda poblada del árbol más antiguo de Galicia: el roble. Pero puestos a las cosas de admirar, ¿por qué no a las mujeres? ¿Recuerdan el rostro de Sofía Loren? Pero hay otras guapas en el anonimato. En mi memoria está Marta, una muchacha ourensana con rasgos muy gallegos entremezclados con dosis de meiga y de Venus. Inteligente y con una voz sensual que semeja melodía. Las mujeres ¿por qué no decirlo? también son objeto de admiración, tan cantadas por los poetas, y ello me invita a recordar a Gustavo Adolfo Bécquer: 'Por una mirada un mundo/ por una sonrisa, un cielo/ por un beso ¡yo no sé qué te diera por un beso!'

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