Nuestro periódico de Ourense, La Región, acaba de informarnos en grandes titulares de primera plana que 'los juzgados de Ourense reciben cada día tres denuncias por maltrato y que en el pasado año se registraron 1.300 denuncias, buena parte de ellas por agresión de hombres a sus parejas, pero muchas de ellas no acaban en condena porque las víctimas desisten y no hay más testigos'.
Decir que en Ourense existe cantidad de hombres -cualquiera que sea su estado civil- que son hombres trabajadores o dicho con sencillas palabras 'buenas personas', que los hay en cantidad, no constituye noticia. Pero sí lo es en cambio esta plaga de mamarrachos que en mayor o menor escala siempre hubo pero que actualmente van in crescendo. Y el maltrato, según la ntoicia, lo es no por un leve insulto a la pareja, no por una copa de más, no por haber perdido la partida, no, sino que incluso lo es por la grave palabra 'agresión' que, como sabemos, en interpretación de la Real Academia Española es 'Acto de acometer a alguien para matarla, herirla o hacerle daño'.
Evidentemente noticias de este tipo no engrandecen el perfil del hombre ourensano. Pero así como toda regla tiene excepción, también existe el garbanzo negro, ese tipo fanfarrón que se precia de valiente ante el sexo femenino. es el clásico valiente que no mata ni una mosca. Es un ser despreciable. Pero ojo, que también hay mujeres de armas tomar que practican el insulto, la provocación, ofendiendo a la pareja, irritándola hasta que estallan los nervios. En la información del diario se hace mención a que es alto el índice de las mujeres maltratadas que tienen que soportar una total dependencia económica de su pareja.
El célebre dramaturgo español Pedro Calderón de la Barca dijo. 'Como los hombres pusieron la ley a su parecer, dejaron a la mujer lo peor'. Esta sentencia está cargada de un enigmático humorismo. Y quien estas líneas escribe, con harto convencimiento, cree que el hombre no es más malo que la mujer, ni la mujer es más mala que el hombre. El que es persona lo es, sea del sexo que sea. Esperemos que estas feas noticias desaparezcan y las parejas vuelvan nuevamente, como en los tiempos de deshojar la margarita: 'Me quieres, sí, no...' ¡Oh, con lo bonito que es el amor!
